Cambio de estilo con interrogantes. Los concejales se deshacen en elogios ante el cambio de “actitud” del ejecutivo municipal en la persona de Guillermo Montenegro. El contraste con la administración de Carlos Fernando Arroyo en cuanto a las formas parece ser tanto del agrado de Daniel Rodríguez, como de, por caso, Vilma Baragiola. Pero concentrarse en las formas es obviar el proceso de fondo que está en curso, que es la liquidación del esquema superador que había promovido la gestión del hombre del piloto: superávit operativo, pago en término de obligaciones con los proveedores, y batalla a las mafias locales. El subsidio a la mutual de guardavidas es casi inexplicable administrativamente hablando. Se ha repuesto el cerco informativo que genera la articulación entre Florencia Pérez Lalli y su amigo dilecto, el secretario de redacción del muti Ladrey, Marcelo Pasetti. Un modelo de comunicación que, de hecho, ya fracasó con Daniel Scioli, Federico de Narváez y María Eugenia Vidal.
Cambio con interrogantes II. Para una gestión que hace hincapié en la seguridad como eje de gestión, la muerte de Miguel Ángel Luis, chofer de remise, y el paro de los empleados del sector por 24 horas es un dato que debería tomarse en cuenta. A esta situación se suma también la denuncia de las empresas de remises afirmando que hay un retiro ostensible de personal policial de los barrios. Ocho días bloqueada la terminal y un trabajador muerto no parece ser un escenario donde haya mucho para festejar. El modelo de seguridad que merece la ciudad ni siquiera está esbozado. Hacer publicidad mediante publinotas no va a cambiar los hechos. Los hechos siempre son el cisne negro de cualquier escenario.
Comunicación y propaganda. Hay ya un esquema que da escozor en el votante de Juntos por el Cambio dada la interacción entre el intendente y los actores vernáculos del Frente de Todos. Mar del Plata no es la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en donde Rodríguez Larreta tiene todo cocinado con la oposición, que no es tal, claro está. En CABA no hay voces disidentes: la oposición es un dato anecdótico, entre otras cuestiones, porque la propia impronta justicialista de Rodríguez Larreta y del vicejefe de gobierno Diego Santilli les da un manejo más que amplio. El riesgo ya se sabe: donde no hay disidencia, las voces en democracia se acallan y, cuando algo explota, nadie sabe bien a qué atenerse. En ese sentido, el manejo centralizado que lleva la “Leni Riefenstahl” local (FPL) de la comunicación acalla las voces ante la sociedad. A diferencia de la gestión anterior, los funcionarios tienen prohibido hablar en los medios si no son circulados por Pérez Lalli. Un retroceso democrático brutal.
Uso de la realidad a medida del poder. En estos días, un delincuente que utilizaba elementos electrónicos para el bloqueo de alarmas centralizadas fue detenido. La versión es que un agente de policía advirtió la maniobra y lo persiguió, es decir, la versión atribuye la detención a una casualidad. Sin embargo, se elaboró un informe de prensa que coloca a Guillermo Montenegro en el centro de la acción, creando una falsa imagen de acción ante el delito. Se puede ficcionar alguna vez, se puede ficcionar algunas veces, pero no se puede ficcionar para todos, en cada ocasión. Practican un juego peligroso que ya ha fracasado demasiadas veces.