De equidad y falacias al paso I. Diversas paginitas de corte y pegue se lanzaron en estas horas a la caza de un escándalo con piernas de papel: el publicista Matías Wolf se mandó una blitz de dichos que fueron reproducidos sin constatar, lo que provoca pavor al comprobar cómo se hace comunicación en Mar del Plata. En su momento, apareció en el escenario público de la mano de la familia Cheppi, nunca estuvo claro si su relación era con Carlos o con Juan Manuel, pero así se lo vendía. Sus primeros contratos fueron con la empresa de ferrocarriles de la provincia, hoy desaparecida, Ferrobaires. Sus carteles podían verse por toda la ciudad junto a las vías del ferrocarril.
De equidad y falacias II. Así fue como inició el inquieto y movedizo Wolf su carrera, cuando de una el director de Inspección General durante la gestión de Pulti, Eduardo Bruzetta, le bajó literalmente todos los carteles y los arrojó en un predio municipal para que se oxidaran allí hasta el fin de los tiempos. En ese momento, en el que la media de corte y pegue hacía silencio, en la 99.9 y en este medio decía: «Bruzetta me dijo que Pulti justo le daba el apoyo a Scioli y le habían dado esto, que primero tenía que hablar con él, haber arreglado con el municipio antes. Después comenzó la instancia legal». Ergo, había que ponerla tarasca, como le gustaba decir a un abogado al que la Covid-19 se lo llevó de paseo por las estrellas.
De equidad y falacias III. Tal como está indicado en el TOP TEN de esta edición, Matías Wolf se lanzó a una blitz mediática con títulos para el escándalo que no se condice con los hechos: los incumplimientos son muchos y, en algún caso, con peligro para la seguridad pública. Otros que están impagos, son los cánones por los derechos de uso de los puntos de amarre de la cartelería y, nada menor, hay un uso no declarado en distintos puntos de la ciudad, lo que es de suma gravedad. No es el único: hay otra empresa en la misma situación, y las acciones del estado municipal están correctamente encaminadas. Una cosa es defender derechos, y otra cosa es hacer cualquiera porque hay «onda» con algún funcionario.
De equidad y falacias IV. Hay un grupo de empresas que se disputan el negocio de la cartelería pública en el país. Las empresas locales, ya sea en Mar del Plata o en otras localidades, juegan en enorme desventaja ante la concentración de medios y el poder económico de los actores de la capital. Cambiar ese estado de las cosas no es posible falseando la verdad e incumpliendo las regulaciones vigentes. Tal como se viene planteando, hace falta ordenar el sector y dar pasos audaces. La cartelería pública en papel es algo del pasado, que sólo sirve para que haya aguantaderos y mugre. Si es por cambiar, allí hay que empezar.