Una historia de Malvinas I. Durante la guerra de Malvinas se dieron historias de heroísmo y de un enorme valor. También, fallecidos y heridos como resultado de torpezas varias: equipo inadecuado, falta de instrucción y errores derivados de confundir propaganda con información. Ese fue el caso que llevó al hundimiento del pesquero Narwal. Debe ser algún recién llegado el que tituló «La historia desconocida del pesquero Narwal». Su hundimiento por parte de de los Sea Harrier británicos fue un hecho de enorme impacto. Los títulos periodísticos llevaron a la indignación general ante lo que se caracterizó como un ataque a un objetivo civil inocente.
Una historia de Malvinas II. El Narwal fue un pesquero con base en Mar del Plata que, junto a otros cinco, partieron a altamar llevando a bordo a observadores navales. Dicho oficiales eran los ojos adelantados de la marina argentina en el Atlántico Sud. Lo increíble, fue que dicha acción de inteligencia fue publicada con todo detalle en el diario El Atlántico, que tituló: «Valientes pesqueros marplatenses parten al sur». El artículo de marras fue filtrado por la inteligencia naval, que tenía fuerte contacto con el escriba Gerardo Gómez Muñoz. Tras el hundimiento y la polémica al respecto, con Argentina clamando por el salvaje ataque inglés, la marina inició una investigación interna. Gómez Muñoz fue echado del diario y cargó por años con la crítica por esa nota. Lo concreto, es que el artículo fue ciertamente insensato y hay una relación directa entre el hundimiento del Narwal y la publicación, en una prensa muy controlada por el gobierno militar.
De desarrollos y oposiciones I. Un proyecto —aún no presentado de manera formal— para cambiar los indicadores urbanísticos en Chapadmalal ha traído polémica, una vez más, entre quienes buscan vivir en el siglo XIX y quienes buscan invertir en General Pueyrredon. La propuesta de inversión para el área viene del surfer y empresario Fernando Aguerre, más conocido por su apodo: el rata. Es un dato real que hay un grupo en el sur del partido que busca imponer criterios anti capital con una mirada entre mística y panfletaria, hablando del cuidado del medioambiente y acosando constantemente a los concesionarios de las Unidades Turísticas Fiscales en la zona. Es un desafío decirle sí a la inversión y darle previsibilidad a la cuestión básica de dar servicios de agua y cloacas.
De desarrollos y oposiciones II. Está claro que Fernando Aguerre está dispuesto a invertir y jugar mucho en esto. Este verano, en una publinota en La Nación, se leía: «Era muy joven cuando, junto a un pequeño grupo de audaces, desafiaba la prohibición de surfear que había impuesto la dictadura militar. En 1978, para manifestar públicamente su rechazo hacia la medida, organizó su primer campeonato de surf». Nota: no hay ni una sola prueba documental de que en el gobierno militar se haya prohibido surfear. Ergo: hay que instalar una épica. La publinota señala: «Esto es increíble. Ser exótico es mi marca. Se convirtió en un beneficio. Llego y se ríen, se cagan de risa. Y si se ríen, ya entraste. Todos usan corbata, yo moño. Y a la noche me saco la camisa blanca, me pongo la hawaiana y el saco, colgantes de caracol, un tiki de ballena azul que me hizo un jefe maorí». Andá a saber si era maorí o cheyenne. En fin, lo cierto es que la propuesta es para invertir y eso, con o sin publinotas, no es algo a lo que sea sensato oponerse por ideología, o fastidio, o envidia hacia algún funcionario de turno.