Malas lenguas 1333

De cambios y abusos I. Es todo un debate el establecer si algo de lo que se ha construido en Mar del Plata tiene ciertamente el marbete de «histórico». Lo cierto, es que hay cierta idea de preservar el legado patricio de lo que fue construido por aquella sociedad a la que suele citarse como «oligárquica». Buena parte de Mar del Plata ha sido derruida para construir en su lugar edificios de propiedad horizontal. Los cambios son parte de la conducta humana a través de los siglos: cada sociedad debe darse a sí misma un tono, una épica y un estilo en donde verse reflejada. Pero, como en todo, en esto de cambiar, también hay límites.ç

De cambios y abusos II. Recientemente ingresó al HCD un proyecto que busca un cambio radical para un sector calificado como R7 —residencial siete— que busca establecer, con criterio, un área de resguardo para una manzana ubicada entre las calles Alem, Falucho, Aristóbulo del Valle y Gascón. Al respecto de esto, se ha lanzado un alerta desde la página «Casas de Mardel» que indica claramente que en el sector hay viviendas en uso y en excelente estado de valor, entre las que se incluyen varias que son fruto de la pluma del prestigioso arquitecto Alula Baldassarini. Las viviendas en cuestión se conocen como Conjunto Peracca, y forman parte de un ícono de identidad del área en cuestión.

De cambios y abusos III. En rigor, la postura de cambio de categoría del área de R7 a otro que habilite la construcción en propiedad horizontal se relaciona, en inicio, por el interés en una propiedad ubicada en el sector que se conoce como Villa La Robla. El delicado equilibrio de abrir la ciudad al capital y a la innovación debe estar enmarcado en criterios abiertos a toda la ciudadanía. Alrededor de este tema en particular hay mucho ruido.

Ruidos. El ruido rodea a la figura de la blonda e inteligente presidenta del Centro de Constructores de Mar del Plata, a quien se le atribuye la intención de proponer y conseguir el cambio citado en esta columna. En su rol de experta en los rubros construcción, hotelero, multimedios y deportes y como aspirante a ocupar un lugar de «primus interpares» en la comunidad marplatense, debería ser un ejemplo de moderación. No es algo fácil teniendo por padre putativo al brigantino Ladrey, aunque hoy es todo muy diferente a la época en la que, como Fobos —la bestia que vive del miedo de los otros— éste imponía su criterio apostillando «al intendente y a los concejales, te los garantizo ió». Ya no. Es otra época, son otros los medios.