Un cierto abandono. Así se ven las playas marplatenses que no están concesionadas. Tanto al norte como al sur de General Pueyrredon, la llegada de la temporada de estío ha traído imágenes de una tremenda desidia. La guardavidas y surfista Agostina Pellizari exponía el desastre que se aprecia en la costa hacia al sur de la ciudad. Y otro guardavidas, José Luis Salomón, le presentó una extensa denuncia al intendente Montenegro por el estado de las playas en Camet Norte. Es estado de las cosas, por cierto, no da para más.
Abusando del poder, mal I. Un incidente de tránsito menor en la rotonda de Constitución y Ruta 2 casi termina en desgracia. El hecho en sí, en donde un vehículo impactó a otro, es común en esa intersección, lamentablemente. En este caso, ocurrido el pasado viernes cerca de las 21:30 hs. tornó de mal modo por la aparición de un hombre que hoy tiene cierta cuota de poder: el que conducía uno de los vehículos, su hijo. En el otro, iba un matrimonio de trabajadores. Hasta ahí, nada demasiado novedoso en cuanto al caos que es el tránsito en general en la ciudad.
Abusando del poder, mal II. Ambos conductores bajaron de sus vehículos para observar los daños, comenzaron a intercambiar datos y, en segundos, aparecieron varios patrulleros. Sí, varios. Esos que no aparecen en los barrios porque «no hay móviles». Extraño, porque sólo había daños materiales menores. Más luego vino el plato fuerte, algo que jamás debió ocurrir: apareció raudo un individuo de civil muy enajenado, gritándole al matrimonio que se fijaran bien qué hacían, ya que él es «vigilante» y ya saben bien qué pasa si se le sale la cadena. Les gritaba de forma amenazante, quiso meter mano dentro del vehículo (en la guantera) ante la mirada estupefacta de los presentes, incluidos los numerarios, que no atinaban a abrir la boca.
Abusando del poder, mal III. El jefe de la Departamental, José Luis Segovia, de él se trata, gritaba que su hijo tenía el auto hacía sólo un mes y que ya lo habían chocado tres veces. Luego del altercado no se quedó conforme, y siguió a los ocupantes del otro vehículo hasta sus casa, en una conducta igualmente insólita y estúpida: ya tenía los datos, el vehículo que impactó contra el de su «nene» tenía seguro, sólo hubo daños materiales, ¿para qué tremenda actuación? Dicen que lucía medio extraño: con las pupilas dilatadas y esa extraña repetición en sus labios: «soy vigilante, soy vigilante». Raro.
Unos se van, otros llegan. Santiago Bonifatti les informó a los suyos que el día 10 de diciembre dejan los puestos que han sabido (mal o bien) ocupar. Sin precisiones, nadie sabe si habrá otro lugar o no bajo el sol y al amparo del presupuesto municipal. Por otra parte, una campaña en redes iniciada por los funcionarios de línea y trabajadores de la salud aboga por el nombramiento de Patricia Fontina en el área, abandonada hace ya meses por la aún titular de la misma, Alicia Viviana Bernabei. De hecho, su última aparición pública, fue en diciembre de 2022. Qué fácil que se le hace a algunos…
De estafas y otras hierbas. El escándalo Jonestur sigue dando que hablar. A voces afirman que los demandados se están poniendo la soga al cuello: sólo les responden a los abogados Emiliano Arosteguy y Pedro Bove, quienes afirman que, en el plano jurídico, sus clientes no tienen nada que temer. Eso sí: son críticos al respecto del criterio con el que se ha unificado esta causa con la conocida como «de los arbolitos». Uno de ellos, cuando menos, lanza en off duros dardos contra el secretario a cargo del expediente. Habrá más noticias para este entuerto-novelón local con ramificaciones internacionales.