¿Se abrirán las puertas del averno? I. La detención del ex jefe departamental José Luis Segovia —anticipada largamente por este medio— trae aparejada la aparición de voces que hasta ahora, por miedo, han estado acalladas. En poder de esta redacción hay elementos (capturas de WhatssApp) que hablan de fiestas en la DDI o, luego, en el cotorro que Segovia se había montado en la Departamental y que otros denominan como «orgías». El escenario de poder se asentaba en algo que Segovia repetía ante todo aquel que tuviera oportunidad: «mi amistad con Garello es muy fuerte». No es algo baladí que el fiscal general se haya apartado de la causa y delegara todo en el fiscal general adjunto Marcos Pagella.
¿Se abrirán las puertas del averno? II. Entre la información que está ya en manos de los investigadores, cuentan una serie de denuncias de vecinos de la zona de competencia policial de la seccional cuarta por una serie de hechos que se originan en de aquel bluf de la fiscal federal Mazzaferri y del juez Santiago Inchausti contra la comunidad zíngara. ¿Cómo se conecta una situación con otra? Es para una serie de plataforma: al iniciarse los allanamientos en las casas zíngaras, éstos entraron en pánico y comenzaron a buscar desesperadamente lugares a donde llevar sus vehículos. Intentaron ingresar de prepo en una vivienda del barrio, y el propietario no los dejó. Ahí entró a armarse la trama que ahora es denuncia.
¿Se abrirán las puertas del averno? III. El incidente con los gitanos provocó una denuncia en la seccional cuarta. Ahí fue cuando apareció Segovia, quien aún estaba en la DDI. Fue él quien tejió una trama de sostén de policías de la seccional cuarta y apaño los negocios y acuerdos con los zíngaros que se develan en la documentación aportada y en los dichos planteados ante Pagella, en una serie de acciones de corrupción que, si van a fondo, otra que la banda que se investiga actualmente.
Kicillof viola los derechos humanos. Lo que viene ocurriendo con IOMA es literalmente una violación de los derechos humanos, y un caso develado por Clarín el sábado 18 de mayo lo expone en toda su intensidad: Gustavo López, 48 años, condenado a muerte por el régimen bonaerense dice: «Mira: las únicas que pierden al 100% son mis hijas. Si me muero, pierden al único papá que tienen. No sé si a IOMA le interesa que un afiliado se muera por falta de tratamiento. No me atrevo a decir que sí. Lo desconozco. Pero es una carrera contra la muerte. Cada día que pasa es un día menos de vida. Para la obra social será un día más. Para mí, un día menos. Igual trato de ponerle buena onda». Gustavo tiene 48 años. Tiene cáncer y metástasis. Desde fines de febrero que no tiene la medicación que necesita. Kicillof discursea, mientras su política es criminal y mata.
De supermercados y trasgresiones. En tanto Alfredo Coto va por su último emprendimiento, un súper muy súper en Mar del Plata, en el área permitida por la ley provincial, el cual anuncian que dará empleo para 400 personas y está en tratativas para tener una cartera de proveedores locales, La Coope —Cooperativa de Consumo de Bahía Blanca— sigue construyendo ilegalmente una nueva sucursal. Ni cartel de obra hay. Raro, muy raro.