Historias del niño ñoqui. Es el heredero de una larga tradición en la política: vivir de los demás sin trabajar ni aportar nada de nada. Un call center de Capital le proveyó de un número de seguidores tal como para darle alguna significación y desde allí se dedica a tareas de menor rango, tales como mentir, provocar, o —sencillamente— decir estupideces. Sus textos están siempre en línea con lo que plantea el decálogo de Goebbels: «ideas tan simples, (burdas) que el más simple de los individuos pueda repetir y repetir una y otra vez». El niño ñoqui quiere ser una figura de la política local. Lo vamos a ayudar. Dentro de muy poquito, su nombre estará al nivel del de Cospelito Perogrullo u otros sátrapas lugareños. Todo llega.
Todo está podrido, y no es en Dinamarca. Hace unas semanas, fue un semáforo en la esquina de Italia y Libertad. Esta semana, un poste de luz que cayó en Corrientes y Luro; pleno centro de la ciudad. Se atribuyen estas situaciones a los fuertes vientos. No. No es el viento, es la falta de mantenimiento que ya es literalmente criminal. No hay un programa al respecto y se sigue colocando equipamiento urbano que no es adecuado para el clima marítimo de Mar del Plata. Interrogante: ¿qué esperan? ¿Un muerto? ¿O varios?
Ciudad indefensa. Bandas a los tiros en la zona sur de la ciudad, de día y a vista de todos. Asesinato en banda en la zona norte. Alumnos de colegios secundarios asaltados cuando entran o salen de los colegios. El intendente cambió su agenda, y el tema inseguridad, ya no es lo suyo. El reemplazante del encarcelado Segovia se siente muy de paso por estas pampas marítimas y nadie acierta a nada. Un día el hartazgo será de ver y los costos políticos —esos que ninguna encuesta puede prever— se los van a llevar puestos.
Tránsito a la deriva, mal. En tanto los popes sindicales de Tránsito están de viaje en Brasil, el sistema se cae a pedazos. Se le cita a este medio: «Un accidente en Batán, que no salió en ningún lado: un pibe tirado una hora en la calle, Tránsito no apareció, la ambulancia llegó a la hora y la policía de casualidad». Agregan: «Nada grave, pero de esos tenemos a cada rato y lo tremendo de esto es que de verdad desde adentro de la delegación estaban tomando mate los zorros y no salió ninguno. Acá en Mar del Plata, el Sindicato de Trabajadores Municipales maneja eso junto con Medicina Laboral: si sos del gremio, no tenés problemas con las licencias. Si no sos del gremio, te tratan para el c***». Les han permitido todo y se creen los dueños del municipio.
Epidemia. La del robo de medidores de agua en Mar del Plata. La empresa no da abasto para reponer y se pierden miles de litros de agua. Curiosamente, así como los únicos que no saben en la ciudad donde están las cocinas de droga son los funcionarios judiciales y los servicios policiales, parece que, de igual modo, nadie puede ubicar a los que compran lo robado para fundir y vender el cobre. ¿Será tan difícil? ¿O hay retornos por protección?