
De condenas y silencios I. Se ha publicado de manera muy discreta la información sobre las primeras condenas a encartados en la causa conocida como de la «Liga de Remates», que se inició por la actitud y conducta del camarista en lo civil Ricardo Monterissi, quien vio lo que buena parte del sistema judicial de la ciudad prefirió ignorar fingiendo demencia. Contribuyó al éxito de la acción judicial que terminó desarmando esta organización criminal el gran trabajo de Javier Pettigiani en el CATI. Toda esa proba acción judicial ha sido limitada por el fiscal Alejandro Pellegrinelli, quien decidió no avanzar sobre martilleros públicos y actores judiciales relevantes que no podrían seriamente alegar demencia.
De condenas y silencios II. En la semana precedente una publicación del Ladrey No-news señalaba en una edulcorada publicación: «el Tribunal Criminal N°1 puso punto final al proceso abreviado que involucraba a dos de sus integrantes: Julio César Consorte y Pablo del Corazón de Jesús Quiroz. Ambos fueron condenados a 3 años de prisión condicional por el delito de asociación ilícita, tras admitir su participación en los hechos». Eso sí, les bajaron medio código penal. En palabras del juzgado: «Asimismo, destacó que, si bien a Consorte y Quiroz se les podrían haber imputado otros delitos (coacciones, amenazas, lesiones), el Ministerio Público decidió limitar la acusación a la figura de asociación ilícita por una estrategia procesal, centrada en lograr una condena efectiva». Es decir que, aquellos a los que estos tipos apretaron, amenazaron y de ese modo los corrieron violentamente de sus derechos, jamás tendrán justicia.
De violencia institucional y violencia en el deporte. Ocurrió en el mes de mayo en la Villa Marista: un partido de rugby, que terminó a las trompadas mal. Según se lee en un texto dirigido a la comisión de rugby del club Sporting —el club de los maristas— se puede leer: «Por medio de la presente queremos poner en conocimiento de los graves hechos sucedidos en el dia de ayer Sabado 24 de mayo aproximadamente a las 15 hs en la Cancha 2 de la Villa Marista. Terminado el partido de M17 A de Sporting y San Ignacio Rugby y al producirse sobre el final algunas situaciones violentas entre los jugadores, nuestro hijo de 17 años Gonzalo […] ingresó al Campo de juego con ánimo de separar a los más exaltados no solo habiendo sido él parte del encuentro ni de la trifulca, sino por relaciones de conocimiento con jugadores del equipo contrario. En ese mismo momento, una persona identificada como el SR MIGUEL LAHITTE mayor de edad y dirigente de Sporting golpeó violenta y cobardemente a nuestro hijo en el rostro, ante la mirada de los otros jugadores, entrenadores y publico en genera. Este hecho absolutamente bochornoso, gravísimo, donde un mayor de edad golpea a un menor resulta no solo inexplicable sino puede dejar un antecedente de impunidad hacia el futuro si no se toman las más drásticas medidas tanto institucionales como judiciales».
De violencia institucional y violencia en el deporte II. Insólitamente, nada ha pasado y, en una carta reciente al denunciante, se le dice que nada va a ocurrir. La comision deportiva de Sporting ha decidido proteger a Miguel Lahitte de toda represalia institucional por su violento comportamiento. Dos datos curiosos: No existen imágenes de Lahitte en las redes en la era de la expocison pública, Lahitte está «fuera del radar» como se suele decir. Raro. La otra, es el comentario de socios y dirigentes: «y, Miguel es medio el dueño de Sporting». Dos veces raro. Ni que estuviéramos en Formosa.