O conmigo, o a la intemperie. La solicitada de apoyo a Pedro Federico Hooft publicada en el diario local La Capital abrió impensados frentes de conflicto en la UNMdP. Convencido de su propia mentira (“Fui perseguido en el Proceso”), el juez Mario Portela la emprendió contra el abogado Garaguso, firmante de la solicitada, y también contra el camarista Pablo Poggetto. En el caso de Garaguso, lo atropelló verbalmente increpándolo ante testigos. En el caso de Poggetto, Portela fue más lejos: buscó cortarle los contratos que lo ligan como docente a la Facultad de Derecho. Aún más enojados también con otro firmante, el ex decano Acosta, presentaron nota formal Portela y su compañero de ruta Roberto “El Lobo” Falcone, pretendiendo que se aclare que firmaba la solicitada a título personal y no como ex decano. Cuánto esfuerzo. Ojalá pusieran toda esa enjundia y energía en su trabajo, y dejaran la rosca para las Pascuas.
Entre bomberos I. La saga de la venta de un auto propiedad del juez Walter Dominella y el funcionario judicial Alberto “Beto” Bother es comidilla obligada en los pasillos de tribunales y fiscalías. Bother, funcionario de una de las fiscalías de delitos económicos, ha desarrollado tareas en paralelo como vendedor de automotores. En esa tarea se lo veía habitualmente y con señalado éxito. Integrante de la familia judicial local (ver imágenes en Fotos de la gente), cultivaba emocionante amistad con el compañero de Dominella, el también amante de los autos caros Marcelo Madina. Bother tomó vehículo propiedad de Dominella y su esposa –a la sazón, fiscal- para la venta. Vendido que fue, la platita no aparecía nunca. Y ahí arrancó la historia.
Entre bomberos II. La situación de venta y desaparición de los dineros del vehículo de Dominella y señora llevaron a una denuncia penal, radicada en fiscalía de delitos económicos. Es de imaginar la situación; el denunciado, un colega, amigo, compañero de parrandas. Era de esperar una acción ejemplar, es decir, investigación, condena al caco, etc. Pero no hubo nada de eso. Sí hubo charlas, acuerdos, aparentemente apareció la platita. Y todos a su destino. La denuncia se desestimó, y ya está. ¿Bother? A otra fiscalía, no temática, y todos a su aire. Trasladar a Bother de fiscalía es como sacar a un pedófilo de un jardín de infantes y ponerlo al frente de un local de ropa para chicos.
Uso y abuso. Ante el silencio del Colegio de Abogados local, desfilan los expertos contratados por Pulti para decir que la policía municipal es constitucional. Los abogados Bianchi y Spota faltan a la verdad jurídica cuando hacen abluciones leguleyas diciendo que hay sustento constitucional. Una vergüenza republicana y democrática. Buscan engañar al soberano, y los que tiene que hablar, callan.