Misterio resuelto. Hasta ahora, nadie daba con el grupo que tapa y retapa pintadas que cuestionen en los términos que fueren al intendente GAP/Perogrullo/Cospelito. Revelamos, según nos señala una fuente my calificada: “La gente que se dedica a “tapar” o pintar las paredes que no están de acuerdo con la política de Pulti están dirigidas por un señor que se llama Julio Locatelli, amigo personal de Pulti, quien lo trajo de España cuando comenzó la primera gestión. Tiene como sede una oficina en el ENOSUR, en la calle Rosales, y además tiene una inmobiliaria en la calle Tucumán casi Alberti, sobre la vereda del Club Urquiza. Este señor es el que da las órdenes de los trabajos a realizar, y maneja las cooperativas que tienen convenio con el municipio”. Todo pagado por el contribuyente, claro.
Irregular, ¿ilegal?. El intendente Pulti, hace 5 meses realizó un reordenamiento del escalafón municipal, conjuntamente con un aumento de los haberes. Dicho “aumento” es percibido por el personal municipal desde ese momento sin que ningún acto administrativo lo avale, es decir, el decreto que debería legalizarlo no fue redactado ni firmado por el lord mayor. Esto es, lisa y llanamente: se utilizan fondos para pagar este aumento que provienen de otras partidas, lo que claramente constituiría una malversación de fondos públicos y un mal desempeño de los deberes de funcionario. En otras comunas, por mucho menos que esto, el intendente fue suspendido hasta tanto se investigara el asunto y, una vez comprobado el ilícito, alguno que otro resultó destituído. Hay hoy empleados municipales que cobran un escalafón ilícito -que, de comprobarse, no sólo dejarían de percibir esos ingresos sino que además deberían devolver lo que cobraron erróneamente-, y se está perjudicando seriamente a los jubilados municipales, quienes ante esta irregularidad, no perciben aumento alguno.
Frustración I. La que lleva como alma en pena el concejal Mario Monti, primera espada de AM en el Concejo Deliberante. Monti es un todo terreno que puede operar y justificar cualquier cosa. La semana próximo pasada creyó que su fidelidad y garra política le daban el premio merecido. Convocado por su jefe político (GAP/Perogrullo/Cospelito), recibió la siguiente manda: “Agarrá el documento, subite al auto, vas a la Rosada, y en la oficina de Parrilli firmás el aval a la lista de diputados nacionales. Sos el catorce de la lista”. Catorce, se dijo Monti: número puesto. Y partió raudo hacia la Rosada.
Frustración II. Monti partió sin dilaciones hacia Capital Federal. Llevó de alegre compañero al presidente del Concejo Deliberante, Ariel Ciano. ¡Dos niños a la búsqueda de la casita del pan de turrón llena de dulces y caramelos frescos! Fue triste..: llegaron al despacho de Parrilli, los recibió una amable secretaria, a la que sintéticamente interiorizaron sobre el motivo de su presencia en el lugar: “Disculpe, (Ciano), el concejal Monti viene a firmar los avales; es candidato en el lugar catorce de la lista”. Respuesta: “Ah, sí, señores. Esperen aquí porque hay un problemita. Un minutito, nada más”. Nervios, nervios y más nervios.
Frustración III. Luego de unos cuarenta y cinco minutos, ambos, Ciano y el candidato Monti ven pasar a Fernanda Raverta, hija del corazón de Adela Segarra. Saludos de rigor, y luego la pregunta nefasta: “Decime Fernanda, ¿qué hacés por acá?”. Respuesta: “Vengo a firmar el aval por el lugar catorce en la lista de diputados nacionales… ¿Ustedes que hacen acá…?”. Fin, aunque no tanto.