Jackpot en el Concejo. Sacó todos los números, aunque ha tenido que resignar el salir de escena a las 15 de cada día hábil para irse con “Belencita” a disfrutar del resto de la jornada en “La Armonía”. Y bueno… en la ambición está el castigo. Sostiene la mitología griega en la historia de Oto y Efialtes, los gigantes conocidos como los Alóadas, que intentaron tomar el poder del Olimpo y violar a las diosas Hera y Artemisa. Pero se pelearon y terminaron matándose entre ellos mismos por su extrema ambición. Cada vez que alguien desea algo, o a alguien en demasía, la vida suele cobrarle en tragedia la lujuria de su pasión.
Nicolás Maiorano va por su primera función estelar en la Presidencia del Concejo Deliberante en el debate y posterior votación de la ordenanza que debería dar lugar a la policía municipal de Perogrullo/Cospelito. Su condición de presidente del cuerpo le da doble voto, y dada la paridad de votos entre bancadas (doce a doce), en sus manos queda que esta nueva intentona de Pulti no termine en otra gabela de absurdo precio sobre el bolsillo de los habitantes de General Pueyrredon.
Todos abrazados. En su momento parecía que cada uno iba por su lado. La cámara oculta que realizaron en perjuicio de la UCR Eva Moyano y su ladero (dicen que íntimo compañero) Martín Sánchez, (a) “el Peladito”, habían separado a la señora del pope de la CGT vernácula Pedro Fernández. El pasado jueves hicieron todos juntos número para Martín Aiello, secretario de Desarrollo Social de la comuna, quien movió el aparato de poder del intendente ante la fuerte movilización de bancarios que acompañó a Miguel Guglielmotti, secretario general del gremio y aspirante a un nuevo periodo. La ciudad (o cuando menos quienes prestan atención a estas movidas) advirtió el desdoblamiento: por un lado, una nutrida columna, los de Guglielmotti, que hablan de unos quinientos bancarios, versus el aparato de actores vernáculos, pocos, pero todos funcionales a Acción Marplatense.
La opereta. Dicen que fue Juan Janukovic el que a los gritos le pedía a Perogrullo/Cospelito que le dijera qué hacer para sumar apoyo al proyecto de la policía municipal. Janukovic, converso fervoroso aupado en la plantilla comunal, vociferaba: “¡Gustavo, decí qué hacer para que este maravilloso (sic) proyecto salga!”. El gárrulo dolorense fue al pie, corta la bocha diría Ivo Cutzarida: “Consíganme un concejal que se dé vuelta y ganamos 13 votos a 11 y ya está”. El encargado fue Pedro Fernández, secretario general de la CGT, quien se instaló en La Fonte de San Martín e Hipólito Yrigoyen café de por medio con el muy santurroncito de Lucas Fiorini, concejal del Frente Renovador, buscando que éste votara por el proyecto del oficialismo. No fue difícil charlarlo, ya que venían ambos de hacer de “groupies” de Aiello y todo parecía converger en un mismo plano. Todo iba viento en popa hasta que en la mañana del viernes, en la 99.9, se hizo pública la maniobra. Nuestras fuentes señalan que Fiorini reculó en chancletas ante la amenaza de ser expulsado del bloque y de la política local.
Lenguaraz. Es un tipo bravo, de barrio, mate, cigarrillo negro (no le cabe eso de que da cáncer) y mucha convicción para lo que haga falta. Para Pablo Retamoza, una manda judicial es un concepto inferior a una determinación política, y quien no vota por la ordenanza de la policía comunal está con “la maldita policía”. ¿Maldita policía? ¿Cuál? ¿La de Daniel Scioli?, ¿la de Granados? ¿La que han formado estos años en la descentralizada Vucetich de Mar del Plata los muy garantistas Falcone, Madina, Poggetto, Tapia (juez de garantías asesor de “okupas”)? Algo que está tomando le hace muy mal. ¿Qué será? ¿O serán sus aspiraciones? Todo puede ser.