De ataques y conciliaciones. La intendencia de Carlos Fernando Arroyo está bajo ataque a diario. La política de acoso y derribo que implementa desde las sombras el ex intendente GAP/Perogrullo/Cospelito y su red de correveeinsulta es ya escandalosa. A diario desde el propio gobierno comunal hay quienes sugieren caminos de acción que permitan cambiar la dinámica de los acontecimientos. En esa idea, la municipalidad aceptó una conciliación con siete grupos integrantes de cooperativas de trabajo (así se autodenominan), las cuales, en su mayor parte, han cometido vandalismo contra la comuna -en un caso incendiado un auto y provocado heridas a empleados y funcionarios municipales-. Ninguno de estos delitos se ha procurado, y la Fiscalía General dio instrucciones para que se diera lugar a una conciliación en ámbito fiscal que duró siete horas. Durísima, dio espacio a un acuerdo firmado por tres cooperativas que reconocen un compromiso de actuar en sus reclamos ante la comuna. Es un inicio.
Intimidades de un final anunciado. Fue para pocos. La reunión la convocó Garello al estallar la verdad sobre su accionar como agente de inteligencia de Ramón Camps durante la dictadura militar, prestando funciones en la temible DIPBA. En inicio intentó negar su condición de agente de inteligencia, pero al serle citada la entrevista al secretario de la Comisión Provincial por la Memoria Roberto Cipriano en la 99.9 y sus precisiones, debió admitir su involucramiento. Cuando fue requerido al respecto de qué haría, en un brote extraño se colocó en la posición de que para hablar debía ser liberado del compromiso de silencio por la gobernadora Vidal o el ministro Ritondo. Insólitamente, algunos como la fiscal Trill, se creyeron el cuento de la necesidad de ser liberado de secreto alguno. Los agentes de la DIPBA no están en sujetos a secreto alguno. Fabián Uriel Fernández Garello no es Jason Bourne, ni siquiera es Jaime Stiuso, es sólo un vil agente de la peor dictadura que haya sufrido la nación argentina.
Se viene. En la semana concluida, en el ámbito del Consejo de la Magistratura se dio curso a la instrucción de una denuncia que cae sobre el juez federal de Azul Martín Bava -más conocido como “Babita” en el ámbito judicial-. Instruirá el proceso la consejera Adriana Donato. Bava tendrá, al día de la notificación, veinte días corridos para responder. Con lo poquísimo que sabe de derecho, mejor que se consiga un buen abogado rápido. Otro que anda por el Consejo de la Magistratura es el afamado “doctor Margarina” -Jorge Ferro-, haciendo saber que está a disposición. Y sí, qué otra le queda.
Papelón. El que se comió la concejal Marina Santoro, que agitaba la idea de un Arroyo negador de la importancia de las luchas por los derechos de la mujer. Santoro daba por cierto los dichos de la dirigente vecinal de Playa Serena, en los que afirmaba que el intendente había ninguneado el Niunamenos. El audio que la concejal Coria hizo escuchar en el recinto la dejó fuera de juego por boca floja y agitadora.