Las mentiras del Canciller
Al que no sabe, se le perdona; y se le recomienda aprender. Al que repite por lo que escucha, se le sugiere prudencia. Al que argumenta por interés, se le refuta con la verdad. Pero hay que ser muy inteligente para saber y mentir, para conocer y saber esconder. Para el que engaña tan insidiosamente sólo cabe una respuesta: el desprecio. El que en estos días aprendí a sentir por el ex canciller Dante Caputo.