2026: un verano excepcional

Mar del Plata se encuentra a las puertas de un verano excepcional. La brecha elefantiásica de la anterior temporada, causada por la devaluación del real y la revalorización del preso argentino, ya no existe. Este verano 2026, viene equilibrado y los diferentes actores económicos ya entienden la dimensión de lo que sucederá en la ciudad.

Los cambios en pleno inicio de la temporada alta no son lo más recomendable, pero los intereses de la política, una vez más, mandan por encima de lo que dicta el sentido común. Se fue de la conducción del EMTURyC un actor áspero, con criterio e ideas. Lo reemplaza alguien que es una incógnita: Diego Juárez, quien va a estar sometido a un fuerte escrutinio no por lo que él es, sino por los fuertes ruidos que salen desde el interior del ente en cuestión.

Su nombre surge de la fuerte necesidad de Alejandro Carrancio de relegar al economista Rolando Demaio, el ex candidato a intendente por LLA y ahora concejal, a quien éste ve como su competidor más firme de cara a la candidatura por el espacio violeta en 2027. Lo que parece un triunfo es, en sí, una confesión: Carrancio no tiene tropa propia, no cuenta con nombres que tengan valor de cara a la comunidad y lo que recibió en el acuerdo con Montenegro —gestionado por Rabinovich— es cambio chico.

En el fondo, se trata de un tema menor que ocupa demasiado lugar en la agenda local. Si bien hubo ciertos aciertos notables en la gestión de Bernardo Martín al frente del organismo que en su momento fue creado a partir de la Secretaría de Turismo y que se transformó en un ente a partir de la gestión de Lucho Martínez Teco, quien impuso la tradición de saludar en el puesto de la Caminera de la Ruta 2 —en ese momento, hoy, autovía— al primer turista del año, lo que le comenzó a dar a la ciudad un cariz distinto en cuanto a la comunicación en el momento estratégico del inicio de la temporada alta.

No obstante, la comunicación de nuestra ciudad como destino turístico es siempre doméstica, sin que nunca se la haya podido instalar como un destino internacional de referencia: si bien Mar del Plata recibe algo de turismo internacional, éste no se da en la escala que la misma amerita. La excepción es quizás el gran trabajo —apalancado en la actitud política del gobierno municipal, está claro— que ha logrado el grupo Mutte, con eventos que destacan por la presencia de DJ famosos a nivel global. Hoy, esos eventos ocupan el lugar, y generan el impacto, que otrora provocaba el fenecido torneo de verano de la AFA. Pero, cuando los medios interrogan a los extranjeros en viaje que pasan por Aeroparque, éstos hablan de Cataraas, El Calafate o Tierra del Fuego.

Hace ya mucho tiempo, le planteé a un ex titular del EMTUR que la ciudad debería hacer foco en publicitar nuestro verano. Tanto entonces como ahora se escucha el mismo argumento: que es obvio que la ciudad no puede competir con el clima de destinos como el Caribe o Brasil. Hay que abrir la cabeza. No a todo el mundo le gusta el clima que impera en dichas latitudes. Tenemos una ciudad que tiene mucho para ofrecer: además del ámbito que nos brinda la naturaleza, está el trabajo de generaciones que han invertido y generado un espacio que, bien divulgado, tiene oportunidades enormes.

En la era de la hiperconectividad, no asumir riesgos, es atrasar mucho.