La firma del convenio por el cual Paseo Hermitage retiene hasta 2029 la concesión del área fue el fruto de equívocos, mitos, errores de procedimiento, y obcecaciones diversas, salvados por el compromiso republicano del intendente Arroyo, la feroz capacidad negociadora del secretario de Hacienda, Hernán Mourelle, y la interacción de otros actores detrás de escena que mantuvieron el complejo diálogo entre las partes.
Partes que son más que las que lucen en la superficie. Hay un conjunto de hechos que deben merituarse para poder entender este final que hoy celebra la ciudadanía al advertir que las playas del sector están al fin libres, luego de años de estar ocupadas por las carpas y los cercados extendidos por Florencio Aldrey Iglesias. Uno de esos hechos es que Arroyo actúa conforme al aserto que indica “No dejes que tu mano izquierda sepa lo que hace la derecha”. No es un refrán, sino que está en el Evangelio de San Mateo, capítulo 6, versículo 3 —no es una frase de Maquiavelo, como a veces se cita erróneamente—. Hacerlo requiere pericia extrema, más en la lucha por el poder.
Y es que la concesión del Paseo Hermitage y playa Las Toscas no se trata sólo de bienes públicos, se trata de poder. El expediente que planteó la caducidad fue llevado adelante por un funcionario que reporta directo al Intendente. Contenía dictámenes de las secretarías de Obras, Legal y Técnica, el Emtur y fue visado personalmente por el propio Arroyo. Presentada la caducidad, la defensa legal de Iglesias hizo lo obvio: recurrió al contencioso administrativo.
El sorteo de la presentación por sorteo cayó en el juzgado de Marcelo Fernández, que sistemáticamente ha actuado, en cuanta presentación llegue a su despacho, en sentido contrario a la postura de la administración municipal. Ahí se disparó la paranoia, y hasta se llegó a elaborar un comunicado que anticipaba una sentencia negativa para el municipio y repudiaba a Fernández.
A la hora de la verdad y ante un decreto que paró la caducidad, la mesa quedó servida en una negociación que llevó sobre sus hombros el secretario de Hacienda, teniendo como contraparte al abogado de la empresa Bolt Guillermo Gabella, un duro entre los duros. La negociación se cayó tres veces. En una de esas ocasiones, Gabella se dirigió en duros términos al coruñés multi emprendedor para espetarle: “basta, hombre, bájese de su ego y firme”. Así como se lee.
Las negociaciones cerradas —devolución de las playas, pago compensatorio por el canon, nuevo canon en millones, ingreso por la sala de juego directo al municipio del 4, 5% sobre el bruto recaudado— se fueron la tacho dos veces más. Una de ellas, cuando el acuerdo llegó a manos del Intendente y éste adviertió que la firma por Paseo Hermitage es la de la apoderada y no la de Iglesias. Arroyo literalmente rompió el documento y exigió que lo firmara el propio Iglesias. “Si no, no hay acuerdo”, expresó ante la estupefacción de sus funcionarios. Florencio Aldrey Iglesias firmó en la escribanía Crego, tal como era la exigencia del Intendente, y de ahí a hacer público todo quedaba un sólo paso: la conferencia de prensa. El hombre del piloto llegó a la misma con un león rendido a sus pies.