Fue en una reunión con la Federación Provincial de Panaderos. La idea: poner en toda la provincia el kilo de pan a un precio accesible, por un acuerdo que implica que cada panadería tendrá veinte kilos de pan cada día.
Para cumplir con este predicamento, se llevó a cabo una reunión a la que concurrió el ministro de Gobierno de la provincia de Buenos Aires Joaquín de la Torre, quien al ser impuesto de que a horas de esa reunión se lanzaría el primer acuerdo en Mar del Plata, lanzó una batería de improperios dedicados al intendente de la ciudad. No le fue bien a De la Torre en la embestida, ya que el presidente de la Federación le salió al cruce señalando que los representados por el organismo trabajaban muy bien con el municipio, y ensalzó el compromiso de Arroyo en contra de la manufactura de pan clandestino. Ahí terminó la reunión.
Públicamente, Raúl Santoandré, presidente de la Federación, negó la discusión: eligió un tono y un modo que revelara el desacuerdo sin subir la vara. Señaló: “el acuerdo está sobre la mesa, depende de las autoridades que se haga efectivo”. No se hace efectivo porque el interlocutor designado por la gobernadora Vidal elige sus objetivos y ambiciones personales, a trabajar para la sociedad.
De la mano de estos propósitos menores y mendaces, el diario La Capital busca bajar el precio de la iniciativa, y publica: “consultada una panadería de la ciudad por el consumo de pan a bajo precio, indicaron que el primer día vendieron sólo dos kilos de ese pan”. La torpe entente que integra Florencio Aldrey Iglesias con De la Torre para desgastar la gestión local y abrir una vía a la candidatura de Lucas Fiorini no se va a lograr, por más fotos que “Luquitas” se saque vestido de primera comunión con el papa Francisco.
Esta semana fue nuevamente intensa: corte abrupto de la sesión del Concejo Deliberante por el retiro del bloque Unidad Ciudadana, en sintonía con los accionistas marplatenses en default mas el dúo bloque massista, y cincuenta expedientes cerrados en comisión que quedaron sin votar. Demasiado tiempo dedicado a la nada misma y una ausencia de responsabilidad cívica rampante.
En tanto, en Mar del Plata se acumulan las denuncias contra Fabián Uriel Fernández Garello: la fiscalía creada por este para garantizar la anomia judicial de la ciudad, que lleva adelante la fiscal Lorena Hirigoyen, transforma en actos político-sociales los cortes de calle, las usurpaciones de viviendas y terrenos de la ciudad, o del partido directamente.
Los funcionarios se hallan atrapados por una justicia que elige de exprofeso no actuar, y da espacio a la violencia como la que se vivió el pasado jueves 13, cuando encapuchados con palos ingresaron por la fuerza al hall municipal, metiendo miedo a quienes transitaban por el lugar por trámites o trabajo. La líder del grupo, Magalí Cornide, se pavoneaba a su aire, gozando de extraña protección mediática y judicial.
¿Alguna vez terminará este paraguas bajo el cual los inadaptados disponen de lo público a su antojo y arbitrariedad?