Todo comenzó en una charla casual con una fuente del entramado íntimo de Gustavo Arnaldo Pulti. “Perogrullo, como vos le decís, está de los pelos, lo quiere matar a Adrián”. La pregunta era obvia: “¿Por qué, qué hizo Adrián ahora? o mejor dicho… ¿qué caprichito de Gustavo no cumplió?”, retruqué. “Es por el operativo de alcoholemia en el que detectaron a Federico Bal; es increíble el ruido que hay con eso”, me ilustró la fuente. A ver, repasemos: un operativo municipal detecta un famoso alcoholizado. Le quitan el carnet de conducir, llevan el auto al corralón municipal y de ahí a pagar la multa. Impecable. Mensaje: “en Mar del Plata no zafa nadie; si estás fuera de margen permitido de alcohol, te toca como a cualquiera”.
Mi fuente llegó hasta ahí. O no sabía más, o sólo se atrevió a darme esos datos; claro que más que suficientes para despertar mi curiosidad. Una segunda fuente, con acceso irrestricto al área de Tránsito, me iluminó. “El quilombo viene porque Federico Bal tenía un carnet trucho otorgado por pedido de Adrián Alveolite”. Comenté esto en la radio en la semana, fue top ten, y motivo de un intercambio de SMS con Alveolite a una de las líneas de producción de la 99.9, dirigidos de Alveolite hacia mi persona. Reproduzco: “Estimado, todo bien, me mandaré macanas como cualquiera, pero por favor te pido que no escribas ni digas pelotudeces de mí”. Respuesta: “Adrián, lo que escribo o digo tiene soporte periodístico, y por eso lo hago público”. Réplica de Alveolite: “Si es así, mostrá la orden escrita por mí ordenando que se le haga el carnet a Bal”.
Bien: si algo hacía falta algo para confirmar en un ciento por ciento la veracidad de lo publicado, ese mensaje lo era. Obvio es que estas órdenes no se dan por escrito. Pero se ve que lo revelado por este medio llegó a oídos de Federico Bal, ya que el mismo pidió salir a hacer una aclaración vertida al medio “Diario del espectáculo”, entrevistado por Guido Albamonte. Bal señala allí: “Cuando me pararon de alcoholemia, me dio positivo y me retuvieron el registro. Me adjuntaron una carta diciendo que me sacaron el registro bajo situaciones irregulares. Voy al fiscal, hablo con mi abogado y me entero de que hace seis meses hubo 20 personas detenidas por sacar licencias truchas. Yo no tengo la culpa”. El colega sostiene que la explicación venía a cuento de versiones que señalaban que Bal tenía una licencia trucha.
Lo publicado por este medio estaba basado en fuentes indubitables, y el propio Bal lo confirma. Agrega: “Hace tres años tuve que renovar mi carnet de conducir porque estaba haciendo temporada y se me venció el 1 de marzo, y como el 15 tenía que volverme, hice los papeles para renovar en Mar del Plata mi registro y no volver con la licencia vencida”. En un párrafo aún más revelador, señala: “Ahora tengo que ir a Capital Federal, algún lunes que tenga descanso, al lugar que fue sacado el Registro con mi dirección original. Todo un quilombo, me jodieron”.
Los datos provistos por Federico Bal deberían llevar a los fiscales al rumbo correcto de esta historia que está por arriba de quien Fabián Uriel Fernández Garello ha señalado una y otra vez como jefe de la organización que proveía licencias de conducir truchas, el ex jefe del área Licencias e íntimo amigo del intendente Juan Carlos Belmonte. Las cartas están sobre el paño y no será fácil darlas vuelta, porque lo de Bal, como se dice en la jerga judicial, es “a confesión de parte, relevo de pruebas”.