Desde el día 9 de febrero no llegan gacetillas del municipio a la redacción de este medio, ni a mi casilla personal. No hay un mensaje explícito, pero es obvio que la eliminación de la comunicación pública desde la comuna a este medio es responsabilidad del poder político de turno.
Florencia Pérez Lalli tiene el dominio de la agenda publica de la comuna. No es quien decide, sí es quien ejecuta las decisiones políticas que hoy en nuestra ciudad imponen la restauración de una agenda conservadora que impone a los marplatenses, una vez más, la gabela incómoda de ver cómo hay quienes tienen sobre sus hombros el peso de la manutención del Estado, y otros lo gozan a la sombra del poder.
En los dos periodos de Elio Blas Aurelio Primo Aprile no hubo una tapa o título que incomodara al profesor y poeta por parte del multi Ladrey. Es el único intendente en democracia que se fue por la puerta de atrás. Gustavo Arnaldo Pulti gozó también de la complicidad mediática. No es necesario decir mucho para entender que Cospelito inspira una repulsa generalizada en la sociedad marplatense.
Entender que la gacetilla municipal impone la agenda o lidera el modelado de la opinión pública atrasa un par de décadas, cuando menos. Al nacer este medio, en aquellos años en edición de papel, sólo se disponía del Messenger y éste no era un medio de difusión masivamente instalado como lo es hoy WhatsApp. Es cuando menos torpe quitar a N&P de la lista de medios que exponen la actividad diaria de la comuna.
Hay otra cuestión que se da de patadas con la trasparencia: Pérez Lalli decide cuándo y quién expone ante los medios. Ni con GAP se llego a extremos tales. Pulti intento prohibir la lectura de este medio en las computadoras de la municipalidad. Empleados y funcionarios fueron perseguidos por leer Noticias y Protagonistas. Nada impidió que hoy, decir “Cospelito” sea sinónimo de Gustavo Arnaldo Pulti.
Finalmente, el Concejo Deliberante aprobó el presupuesto 2020. No se trata sólo de la aplicación de un aumento del 55% en la TSU: hay que ver qué se voto y qué pagaremos. Por ejemplo, una sobretasa del orden de hasta $400 para que se cumpla la promesa de campaña del intendente Montenegro de pagar retroactivamente a los docentes la bonificación eliminada por el ex intendente Arroyo.
Esta erogación extra de la que gozaban los docentes municipales era administrativamente insostenible y está judicializada, pendiente de una definición de la corte provincial que, en inicio, dio la razón a la comuna. La promesa electoral de Montenegro la paga el contribuyente, incluidos, por caso, aquellos docentes jubilados que, por su nivel de ingreso, no están exentos del pago de las obligaciones comunales.
Eso sí: la noticia de la semana fue la restauración de los “molinos de América” en Punta Iglesias. Vaya con el cambio y el direccionamiento de la comunicación. Si no fuera patético, daría risa.