El discurso inaugural de Guillermo Montenegro puso el énfasis en la seguridad como eje de su gestión. Nadie aún podía imaginar siquiera el 2020 que debimos atravesar. Wuhan escondía —por imperativo de las autoridades chinas— el avance de un mal que no estaba codificado por la ciencia médica, y que signó este presente.
Las tornas giraron y la pandemia, con su ritmo de contagios exprés a lomo de avión, desató una situación que se llevó todo por delante. Aparecieron en los medios imágenes que cooptaron la imaginación planetaria. Con el diario del lunes, hay que señalar que, buena parte de lo citado y temido, jamás ocurrió. La cifra de fallecidos en 2020 no está, en los registros, por fuera del marco anual de fallecimientos por gripe o neumonía. Todo vuelve y hoy, nuevamente, la inseguridad es el primer tema que reclaman los marplatenses, al tiempo que, también, piden trabajo.
En la semana precedente se llevó adelante una reunión que propone, por ahora, sólo anuncios. Luego de un encuentro de bajo registro mediático entre Sergio Berni y el intendente de la ciudad, se anunció la llegada de patrulleros y la incorporación de nuevos agentes. Aquí hay, al respecto, dos tópicos a considerar:
La llegada de patrulleros es el fruto de una constante en la provincia: los vehículos duran, en promedio, 8 meses. ¿Por qué? Porque los funcionarios no están preparados para conducir en condiciones de persecución urbana. La más de las veces, las unidades adquiridas no son las adecuadas. Es un misterio que no debe ser insondable el cómo y por qué se elige qué tipo de unidades y el por qué se insiste en adquirir camionetas 4×4 para prestar servicio en ciudades.
Hay además, en este 2021, un tema en particular: la instrucción recibida por los cadetes en 2020, fue virtual. De modo directo sé que hay una enorme frustración en los cuerpos de instructores que recibieron la orden de “sacar cantidad, y no calidad”. No es un predicamento nuevo: ya se había dado en la gobernación de Daniel Scioli. En la escuela local, los docentes recibían la misma orden.
Cantidad y no calidad significa que habrá más personas armadas en la calle sin la debida formación para brindar seguridad. Significa seguir montando decorados por la imagen, y no abordar la problemática feroz que se lleva vidas, bienes y que genera frustración en todos los sectores sociales.
A diario recibimos información que delata la conducta de brazos caídos de los activos policiales. Vecinos de las zonas de Güemes o de Alem que se han transformado en zonas de “caza”. Las víctimas dan de ello testimonio frecuente. El robo de celulares por arrebato sube a cumbres oprobiosas.
Un tema particular es el funcionamiento del 911. Hay tres centrales en la provincia. El SIE está conformado por tres Centrales de Atención Telefónica de Emergencias (CATE 1 La Plata, CATE 2 Mar del Plata y CATE 3 Campana) y 31 Centros de Despacho policiales. Si cae en la central de Campana, o La Plata, poca posibilidad hay que el personal tenga la mínima idea de cómo direccionar un patrullero ante el reclamo.
Ningún anuncio va a poder estar a la altura sin decisiones de fondo. Por ahora, sólo hay parches y acting mediático político.