De inversiones, inauguraciones y figuraciones

Estamos, una vez más, ante las puertas de la temporada alta, de un verano 2026 que alimenta la expectativa de que nuestra ciudad sea uno de los destinos más elegidos como lugar de veraneo.

En ese contexto, la inversión en la ciudad crece a ritmo sostenido, en un fenómeno que nadie acierta a explicar. Desde el municipio —con la caja en llamas— juran que es por la por la política de facilitar las inversiones y bajar la presión negativa que es tan común en los demás gobiernos comunales.

No hay quien, al mirar los números, no advierta que en este año que concluye, desde el mes de mayo que la actividad económica cayó como un piano. No obstante, el sistema resistió: los cierres fueron mínimos, y se llega —con aire de fiesta— a la inauguración tanto del mítico café Hard Rock como a la impactante apertura de la segunda sucursal de Coto en el espacio Bendu en una movida que, obvio es, cambiará el eje de consumo en la zona sur de la ciudad, aún en un área golpeada económicamente como es el barrio del puerto.

Dicho esto, y volviendo a los «por qué» de estos cambios, hay una generación de inversores emprendedores vernáculos que están detrás de cada una de estas movidas, enterrando dinero en la ciudad. Algo para respetar. La inauguración de Coto mostró un rostro de la ciudad que la aleja de la cansada visión de la política lugareña, reducida a miserias de variados tonos que, por cierto, agota y genera interrogantes en el futuro más corto.

Si alguien supuso que la irrupción de Agustín Neme en la primera línea de la política local, ocupando la intendencia, iniciaba un proceso de renovación política en la ciudad, se equivocó, y mal. Es obvio que no hay proyecto sub cuarenta como se fabuló cuando las ilusiones libertarias hablaban de ocho concejales propios y se anunciaba la masacre de funcionarios radicales en diciembre.

Preguntado en la ronda de medios de corte y pegue —amansado por la pauta oficial del designado suplente intendencial (sic)— por los cambios en el gabinete, éste dejó en claro que el gabinete es el que es y que los cambios —obviamente— no son suyos, sino que se desprenden del acuerdo entre Montenegro —hoy senador provincial— y el senador nacional Maximiliano Abad. A esta cadena de corte y pegue se le hizo saber también —off the record— que la UCR apoya, pero hasta marzo. Luego, se verá.

Lo visto y ocurrido en la inauguración de Coto en el espacio Bendu mostró a un Montenegro de elegante sport y corbata, en tanto a varios hubo que explicarles que el muchacho que estaba sentado a su lado no era un chofer de la 221 que conducía el auto en el que Juan Inza y Ladrey se trasladaron al evento. En fin, el peso de las imágenes.

Impactante fue cuando doña Gloria Coto agradeció a autoridades presentes a los empresarios Reverter y González Kunz, y… «al señor del hotel». En fin, Ladrey —si bien por un lapsus—, fue ubicado correctamente, algo de lo que debiera tomar nota quien fue de rodillas a pedirle perdón y ha recibido el premio de ser columnista de La Capital.

En fin, miserias de aspirantes a todo que nunca han coronado nada.