El juez federal Santiago Martín avaló las presentaciones en contra de la prospección petrolífera que se efectuarían a 430 km de la costa de la ciudad, fallo que fue festejado por todo lo alto por el intendente Guillermo Montenegro, quien dijo estar «muy feliz».
Más parecido a todo aquello que conmovió al comisionado municipal Mario Roberto Russak en 1981, cuando espetó el «mediocres» a los marplatenses, no se consigue. Quizás se hubiera esperado de Montenegro un contricto acting público al estilo «bueno, es una decisión de primera instancia, seguramente el gobierno apelará el fallo», pero no. Aupado en encuestas que cantan un estadio negativo hacia la exploración sísmica, el intendente se pliega a la izquierda en su posición anti empresas. Hay en esto una enorme improvisación y falta de criterio de mediano y largo plazo al respecto de los intereses genuinos de la ciudad.
Dicho esto, lean la nota central de esta edición, en la que abordamos el tema muy a fondo. Ahora, vamos a otra piedra en el zapato de esta comunidad: el estadio Minella. Recientemente, una publicación le ponía números a lo que hay que hacer para rehabilitar el estadio, cuya tribuna techada está clausurada de manera parcial. El título, repetido generosamente por la cadena de copy/paste de los medios digitales locales decía «Obra faraónica en el Minella: trece millones de pesos para reponer la estructura y habilitar la tribuna techada». Obra faraónica, por Dior. Una tribuna techada. Si se entera algún egiptólogo, les hace juicio por estupidez.
El tema del monto: se afirma que la cifra de 13 millones de pesos es lo que lo hace inviable para la comuna. Al tipo de cambio libre, estamos hablando de 60 mil dólares. Tal como señalo: 60 mil dólares son una cifra inmanejable para una ciudad como Mar del Plata. Mediocres.
El idiotario local que trina al calor del poder de turno repite y repite. Pensar, ya es otra escala. Y hay más: la agenda sigue pasando por los reconocimientos, modo pueblerino de hacer ver que se hace algo. Esta semana, el kukismo semi ilustrado homenajeó al abogado y ex funcionario judicial durante el gobierno peronista del ’73, Gerardo Romano. Sí, al mismo que le pide a los periodistas que metan preso a Mauricio Macri. Un cuerpo de la democracia que premia a autoritarios que apocan el derecho pidiendo acción política a la cubana.
Pero eso no es todo: la curul Marianela Romero presentó un proyecto para reconocer la trayectoria de Luis Brandoni, quizá un reflejo que busca emparejar al cancha ante el homenaje a Romano. Bueno, sería doble vuelta, porque Brandoni ya fue reconocido en 2013 por iniciativa del ex concejal Mario Rodríguez.
Mediocridad al palo. Ni el digesto municipal consultan, para no repetirse estúpidamente. «Mediocres», como decía Mario Roberto en los pasados y crueles ochentas.