El relevo, a 48 horas de las elecciones, del jefe del Departamento de Tránsito Miguel Grassi Muñoz, y el ascenso de Claudio Cambareri a la dirección del área reteniendo asimismo el control de Transporte, es un indicio de la voluntad del intendente Arroyo de mantener el pulso de su gobierno y, con resultados en mano, iniciar un segundo tramo que reinstale su persona y la consideración política sobre la mesa de disputa del poder en la ciudad.
Estos cambios son sólo parte de lo que viene buscando Arroyo: eficiencia administrativa y tempo político. En la reunión mantenida con el personal de Tránsito, el intendente fue claro y, a buen entendedor, el cuerpo debería leer que, o se aggiorna y trabaja, o será reemplazado en sus funciones por la policía municipal. Grúas nuevas que están de momento en el COM hasta su habilitación llevan colores que destacan a la policía municipal. En el ámbito de control -área Güemes-, la policía municipal tiene un récord de multas que casi duplica a Tránsito. Todo suma. O resta, en este caso.
De la mano del secretario de Hacienda Hernán Mourelle, el relevamiento de cifras de gastos e ineficiencias provoca espanto a diario en la Privada. No hacen falta grandes esfuerzos para advertir el modo en que se dilapidan recursos, lo cual impacta en las decisiones cotidianas, e impulsa la idea de dar a la gestión un curso basado en eficacia administrativa, ausente por décadas. El desafío de lograrlo es inmenso; la cultura preexistente dice, en palabras de un secretario, que “el municipal cree que el horario de trabajo es para concurrir, trabajar se trabaja cuando hay horas extras”. ¿Aplica a todos? Bueno, a quien le quepa el sayo.
Un ejemplo del material humano con que se cuenta está dado por el resultado de una inquietud que el director de Inspección General, Emilio Sucar Grau, llevó a los tribunales de faltas. Asombrado por la baja performance en materia de infracciones dispuestas por los inspectores -y justificando estos que el resultado negativo era consecuencia de la conducta de los juzgados, que optaban por no sancionar al contribuyente responsable de no cumplir con las ordenanzas-, Sucar Grau consultó sobre dicha situación. Y se llevó una gran sorpresa. En un alto porcentaje, cerca del 85% de las actas estaban no mal sino espantosamente confeccionadas, así que optaron por hacer una academia para dar instrucción concreta y precisa de cómo manejar el tema. En la jornada inicial concurrieron unos 80 funcionarios, que no entendieron nada. En la segunda, de 80, aprobaron 55; y en la tercera, del resto quedó un grupo de 6 a los que hubo que dar academia personalizada.
Lo básico del problema es que no comprendían (¿comprenden?) texto. Y quien no comprende un texto, obvio es que no comprende el contexto. Capacidades mínimas, aspiraciones económicas máximas.
Un dato a desarrollar, hablando de lo mal que están algunas cuestiones: Florencio Aldrey Iglesias paga de canon por el llamado “Paseo Hermitage” $19.000 mensuales. Un local en la periferia de la ciudad no baja hoy de $8.000 o $10.000 al mes. Si queremos ver un abuso, ahí está, a la vista de todos.