Es un año complejo de transición en todos los niveles de la política y la vida social: llegó la hora de pagar la cuenta de tanta mentira y tanto fraude. Y como siempre pasa, la cuenta la pagamos los de a pie, los que no vamos al cajero automático el último día hábil del mes a retirar los emolumentos que paga el Estado sin ligazón con el mérito o el esfuerzo que se pueda haber hecho para percibirlos.
El uso de los bienes públicos por parte de la anterior administración, tanto en monetario como en bienes, está hoy a la vista de todos; quien no quiera ver, que no vea, pero los hechos tienen una contundencia absoluta. Diría que en este sentido, dos de los puntos sobresalientes son la apropiación de fondos por parte de cooperativas de trabajo (un modo de decir) y el uso de fondos afectados para cubrir gasto corriente, y ambos están en la justicia en proceso penal.
Otro de los atropellos a la fe y al erario público tiene que ver con lo que acontece con el Sanatorio EMHSA. El 18 de diciembre del año pasado, el diario La Capital titulaba: “Reabre parcialmente el ex EMHSA”. Citaba el artículo la alegría del administrador del fideicomiso Fernando Alí por la palabra empeñada con los empleados y la comunidad, y ficcionaba para los lectores: “Estamos terminando la primera de tres etapas de la reapertura, que tiene que ver con la puesta en funcionamiento del Centro de Promoción y Prevención (CPP), los viejos consultorios externos, con la habilitación de tres plantas del edificio, 26 consultorios, 3 de enfermería, 4 de médicos generalistas y el resto de todas las especialidades”. Han pasado ya 5 meses, y nada de lo dicho es cierto, aunque la ficción sigue.
Durante el carnaval de promesas que generan siempre los tiempos preelectorales, el titular del fideicomiso Alí se gastó doscientos mil pesos en una fiesta de reinauguración de la nada misma, más el pago de unos 25.000 per cápita a asesores que nadie sabe sobre qué asesoraban, y a médicos y personal que aún hoy no ejercen tarea alguna. Fuentes de suma confiabilidad y cercanía con el nosocomio indican que a diario se presentan para ser atendidas alrededor de diez personas, y que al momento de fijarse los emolumentos, se presentaron recibos por el monto más alto percibido, incluyendo en algún caso el aguinaldo, creando así la erogación de una masa de dinero que nada tiene que ver con la realidad.
La movilización reciente y la campaña que busca instalar la idea de que hay obstáculos para su apertura son manejadas por los mismos grupos que participaron de la mentira de la reapertura, que en su mayoría son quienes perciben recursos por no trabajar y cuentan con la cobertura cómplice de medios que de callar y torcer la verdad saben largo.
El EMHSA no está abierto porque nada se hizo seriamente para que así fuese. Y no se explica cómo no hay una investigación judicial abierta por tanto latrocinio, tanta indiferencia y tanta frivolidad en el manejo de la cosa pública.