Florencio Aldrey Iglesias está muy venido abajo. Evolutivamente hablando, transita un tiempo que hace evidente su decrepitud. En la pasada Fiesta Nacional del Mar, autoridades presentes se asombraron al ver al gobernador Daniel Scioli alentándolo, al batir de palmas, “vamos Florencio; arriba, arriba Florencio ese ánimo!”. Pequeñín -más aún-, encorvado, y por largos momentos muy, muy ausente. Se ha caído el pelo, pero las mañas siguen ahí.
En estos días, el Boletín Oficial de la Provincia de Buenos Aires, en la sección Sociedades, daba cuenta de la constitución de la sociedad Editorial Arena del Atlántico SA, con sede social en la calle Belgrano 2583 de Mar del Plata, que tiene como objeto social todas las actividades inherentes a la empresa editorial, impresión, publicación, comercialización de publicaciones diarias, periódicas o de frecuencia limitada ya sea por diario, revista, folletos, libros toda publicación impresa; también adquirir, inscribir propiedades intelectuales y explotarlas, actividad industrial gráfica y/o editorial; explotación de servicios de radiodifusión y televisión a través de estaciones emisoras, ondas complementarias, microondas, videos cables y sistemas similares satelitales.
Todo de conformidad con las disposiciones legales de radiodifusión según la Ley 22.285, hasta aquí la constitución de una simple sociedad anónima más. Pero no es así; no es una sociedad más. Belgrano 2583 es la dirección en la que funcionó por décadas el local de DAIAM; hoy es el lugar en el que se cuece un nuevo avance en la captación de poder en Mar del Plata ante la casi absoluta indiferencia de los poderes públicos.
La sociedad de marras está constituida por viejos conocidos, cómplices de saqueos al erario público desde la década del noventa. El primero de los accionistas es Fabián Andrés Fernández, director de “Fernández Hermanos SA”, empresa madre del grupo económico Fernández Hermanos. A su vez, Fabián Andrés es el hijo de Julio Argentino “Tino” Fernández, y sobrino de los restantes tres socios del grupo económico Fernández Hermanos, es decir, del condenado por estafa procesal Carlos Alberto Fernández, de Adolfo Oscar Fernández y de Juan Antonio Fernández, todos ellos hoy en espera de juicio oral ante el Tribunal Oral Nº 1 por delitos cometidos contra la familia Davicino.
“Tino” Fernández y Florencio Aldrey Iglesias mantienen una relación muy fuerte desde que en la década de los noventa Fernández le entregara al coruñés toda la información de los acuerdos celebrados y ratificados protocolarmente en la escribanía Pagni en los que se revelaba toda la trama secreta de Atitrán SA, una de las empresas que tenía el cincuenta por ciento del estacionamiento medido en la ciudad bajo la gestión de Mario Roberto Russak.
De Atitrán SA -cuyo titular era Ángel Salvia, asesinado en Coronel Vidal, y su gerente operativo el hoy operador “K” Roberto Porcaro- nada más se supo. “Tino” entregó, como señalé, toda la documentación a Florencio Aldrey. El brigantino usó esa información para consolidar un poder que aún hoy le permite mantener bajo presión a buena parte de la clase dirigente de la ciudad. Quizá el juicio oral y público a los Fernández, a celebrarse en fecha próxima, abra las puertas de este entramado de poder mafioso.