Por primera vez desde que se inició la actividad pesquera sobre el recurso merluza “hubbsi”, la captura total declarada se encuentra por debajo del cupo total permitido por las autoridades nacionales del área. Según se consigna desde el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, durante los doce meses del año anterior se computaron descargas marítimas totales por 716.131 toneladas, lo que representa un 4.58% menos que en 2010, cuando se declararon capturas por 750.526 toneladas. Los datos son oficiales aunque provisorios; queda sumar algunas descargas de la última semana de diciembre, pero no variaría el global.
Respecto de las especies, se debe señalar que en 2011 se capturó un total de 284.449 toneladas de merluza hubbsi; al sur del 41°S correspondieron 240.829, y al norte del 41°S fueron 43.620 toneladas. La captura máxima permisible había sido fijada en 273.000 y 48.000 para cada stock, respectivamente.
¿A qué se debe esta situación? ¿A la caída del mercado europeo ¿A que hay precio pero no hay volumen de compra por la caída del consumo, en particular en el principal mercado, España, más el incremento de costos internos sumado al importante volumen de stock que está en cámaras frigoríficas? En parte.
El año inició en conflicto con el SOMU, gremio que en 2012 definió a su favor la batalla por el poder en el puerto derrotando ampliamente al SIMAPE a un costo sideral en ingresos y bienes para la comunidad portuaria. Y este conflicto es sólo la punta del iceberg de lo que se viene.
Ya está instalada la idea de que será un año muy malo si no hay cambios sustanciales. No es mucho lo que se pide, pero desde el Gobierno no llegan señales positivas. Entre 2009 y 2012, el valor del combustible aumentó 216%, y la estiba, un 316%. La merluza, principal exportación, creció un 7,43%. Mis fuentes apuntan a que hay la mejor comprensión tanto por parte del ministro Jorge Yahuar como del subsecretario Miguel Bustamante, pero que éstos reconocen que cuando van con planteos sobre la actividad, todo tiende a dilatarse sin que se ofrezcan respuestas concretas.
Aquí falta apoyo político local. Pulti recientemente señaló que la presidenta Cristina Fernández “siente y percibe lo que necesita la ciudad”. Bien: si así fuera, con tanto de qué ocuparse, es verificable que de los dramas de la pesquería no está muy advertida. Sería útil a la comunidad que el intendente ayudara y se sumara a la reunión del martes 8 en Buenos Aires, para colaborar en generar las condiciones necesarias para el buen desarrollo de la actividad.
No es menor, entiendo, la carga que llevan en los hombros los dirigentes del FPV. Tanto Adela Segarra -de buena llegada a La Rosada- como Carlos Cheppi, embajador en Venezuela, deberían ponerse al frente de hacer que Cristina sienta y perciba esta situación como crucial.
La pesca, que es un tercio de la economía de la ciudad, no parece tener esa gravitación en la mente de los dirigentes políticos locales. Luego de la reunión del denominado Consenso Pesquero, Pulti se reunió con dirigentes del sector y anticipó una reunión para trabajar en conjunto. Nada ha ocurrido desde entonces, y otra catástrofe económica y social está en ciernes.
Otra vez el relato de la temporada “exitosa” se traga la tormenta perfecta. Suele ser así, hasta el día en que la tormenta en espera se desata en toda su extensión, arrastrando, además del relato, un conjunto de víctimas evitables.