Omar Suárez es dueño de “Cocodrilo”, boliche top de la noche porteña. Omar Suárez, como todo dueño/administrador de este tipo de negocios, maneja relaciones e influencias con personas de alto perfil en poder y negocios. Alguna vez anunció que tenía la intención de postularse como intendente de Mar del Plata, lo cual encaja perfectamente con que la comunidad del poder en la ciudad siempre se somete como siervo de la gleba a un señor que ejerce su derecho de pernada sobre los poderes públicos.
Suárez, al venir a Mar del Plata en su condición de turista, vinculado a amigos/clientes que visitan habitualmente “Cocodrilo” en Capital, fue desarrollando un interés particular por instalarse e incidir desde el poder que genera la noche y el manejo de relaciones que el esquema propicia. La caída de Madaho´s amplió su objetivo. Todo parecía ir sobre rieles, hasta que cometió el error de abrir la boca en demasía. Anuncios en medios que habitualmente lo han cortejado socarronamente, pusieron al sistema que enfrenta a la trata en alerta máxima, y llevaron a esta ridícula situación de dar inicio a una acción administrativa inusitada por la cual se impide la apertura del local, asumiendo como probadas acusaciones que no están plasmadas en expediente judicial alguno.
Para más imperio del ridículo y atropello al orden constitucional, el fiscal general de cámaras Daniel Adler pidió públicamente al intendente Gustavo Arnaldo Pulti que impidiera la habilitación de “Cocodrilo”. Pulti reaccionó de inmediato librando un decreto fundado en lo que Adler presume, lo que lleva hoy a impedir una habilitación comercial que avanzaba conforme a las normas municipales.
Hay en esta situación elementos que deben ser considerados en su totalidad. ¿Es bueno para Mar del Plata que este tipo de comercio exista, que el mismo dé sitio y aúpe el funcionamiento del negocio sexual? Desde el punto de vista de este medio, Mar del Plata no necesita de lugares de encuentro sexual voluntario resueltos como un comercio entre las partes para ser una plaza elegida por el turismo. Obvio que rechazamos en un todo cualquier posibilidad de tolerar o ignorar la prostitución.
Desde MU.MA.LA, con la firma de Noelia Barbas, le dicen a Pulti: “Resulta llamativa la contradicción en los dichos de Gustavo Pulti, que hace días atrás justificaba la habilitación del lugar, y negaba la posible violación a los derechos de las mujeres. Ahora, el Intendente hace lugar al pedido de impedir su habilitación, argumentando que ‘la decisión del Gobierno Municipal es la de impedir cualquier forma de explotación comercial que facilite conductas explícitas o encubiertas a través de las cuales se sojuzgue, violente o agravien los derechos de personas, como ocurre en todos los casos en que se verifica el delito de trata o cualquier situación que induzca facilite o promueva cualquier forma de explotación sexual’”.El comunicado de esta organización, que clama por los derechos de las mujeres, pone el foco en la conducta errática de Pulti, que abrió un procedimiento administrativo facilitando la apertura, y luego cambió la postura ante la exposición política.
Como Groucho Marx, Pulti tiene unos principios, pero si no sirven, o lo dejan más o menos expuesto a la crítica, tiene otros. Lógico en él.