O la historia de cómo, dos soñadores, contra todo el sistema político, provocaron un logro que habla fuerte y claro de la voluntad de cambio que se vive en la sociedad argentina.
Los medios se llenaron de las imágenes obtenidas por cada uno de los equipos de prensa y difusión de cada tribu política que estuvo presente en la zarpada del buque portacontenedores Platón, perteneciente a la naviera gala CMA GCM hacia el puerto de Santos, en Brasil.
El evento parecía una fiesta de la dirigencia: estaban presentes todos los que pujan por hacerse de un lugar al calor del voto en la urna. Estaba Montenegro, acompañado de Fernando Muro; el actual presidente del Consorcio Portuario y ex concejal y ex titular de la ANSES Mar del Plata, Marcos Gutiérrez; el senador Pablo Obeid, y su esposa, Fernanda Montoto Raverta. A través de fotos, acciones en medios digitales y en Instagram, cada uno dio su mirada de apropiación de una parte del pastel.
Pero nada hubiera ocurrido ayer si Ovejero y Bustamante —titulares de Terminal de Contenedores 2— no se hubieran unido —tras coincidir en una cooperativa de trabajadores de carga y descarga en el puerto de Mar del Plata— para luego ver, advertir, visionar que había un desafío y una oportunidad en emprender la gesta de desarrollar una terminal de carga y descarga que operara con contenedores.
Esta chance casi única para el puerto de la ciudad, tuvo un antecedente cuando Mario Dell Olio, en la década de 1990 buscó, mediante un acuerdo con el puerto de Génova, poner en marcha esta misma opción operacional en la terminal portuaria. Esa opción no fue posible: esos esfuerzos se vieron frustrados en 2007 cuando la falta dragado paralizó la actividad de las empresas internacionales que ya operaban en Mar del Plata.
Hay cuestiones en este presente que hacen que el momento sea distinto. Un factor crucial, es la instalación de Lamb Weston en el parque industrial. La firma de origen estadounidense se ha impuesto trabajar por completo en reducir su huella de carbono, lo que ha sido clave para empujar a la empresa de transportes francesa a operar desde Mar del Plata.
Tampoco es menor el impacto de la presencia en el puerto de las firmas que trabajan en el proyecto offshore para la extracción de petróleo, las cuales ya están operando desde nuestra ciudad. La presencia de TC2 ha sido un factor crucial para que, tanto Shell como Equinor, se decidieran a operar desde Mar del Plata en vez de optar por Necochea o Bahía Blanca.
El largo derrotero a estas dos cuestiones cruciales que potencian y seguirán potenciando el trabajo y la actividad económica de la ciudad y del partido de General Pueyrredon, no tuvieron esencialmente intervención alguna por parte de la comunidad política que hoy se desespera por llevarse un pedazo del pastel mediático que provoca la primera zarpada del barco portacontenedores.
Debería servir de aprendizaje: liberar las fuerzas creativas de los argentinos, con un Estado que esté al servicio de la comunidad y deje su conducta autosatisfactiva, nos hará todo lo grandes que, como nación, merecemos ser.