Mientras Axel baila sobre las tumbas

En los infames cinco años que Axel Kicillof lleva al frente —es un modo de decir— de la provincia de Buenos Aires, 3200 personas fueron asesinadas. Para ponerlo en perspectiva: en el pogromo del 7 de octubre del 2023, la organización terrorista Hamas asesinó a 1250 personas.

Es decir que, la impericia ideológica y práctica del pequeño soviético mal ilustrado se lleva más vidas que las acciones de una organización terrorista. Luego del paso —de corte payasezco y nada profesional— del ahora procesado Sergio Berni por el Ministerio de Seguridad, quedó en el cargo —a cargo, sería otro cantar— el cientista social Javier Alonso, egresado de FLACSO.

Desde su asunción la policía de la provincia no tiene rumbo y es sólo una gigantesca caja en la que se juega a ver quién es más corrupto. Cito —sólo a cuento de establecer criterio— que las denuncias publicadas en este medio que contribuyeron a la destitución y proceso del ex jefe departamental José Luis Segovia no deberían tener un corte en su persona o subalternos y compinches directos: está establecido que Segovia recaudaba para la corona, y que pagó por dormir un sumario que hubiera imposibilitado su ascenso al cargo principal del comando de la policía en la ciudad. En la fuerza está todo tarifado: cargos, ascensos, reparto de horas COREs, etc.

Y no es que la política ignore esto, sino que lo sabe y mira para otro lado. ¿Todos son iguales? No, de ninguna manera, pero el que no participa, o vegeta en cargos menores, o presenta carpeta siquiátrica, o se suicida. En 2024 hubo 37 casos a septiembre, cuando el promedio anual son 29. Desde 2015 se quitaron la vida 297 agentes. Es la principal causa de muerte entre los policías de la Provincia.

En las pasadas horas, un agente se quitó la vida, se trata de un oficial que hacía horas POLAD. Estaba de custodia de un grupo de trabajo de la empresa EDESUR. Se alejó para ingresar a la camioneta en la que se transportaban y se metió un tiro en la sien.

Los policías no ganan como las fuerzas federales. Les pagan una miseria que los obliga a una vida atroz: turno de guardia, rotación de horarios, servicios adicionales y muchas veces destinos alejados de su hogar hasta por varios días. Ni el cientista social, ni el gobernador soviético de la provincia, se fijan en nada de todo esto.

En estos días, la mugre de los negocios con pandillas y narcos quedo fuertemente expuesta en Moreno, en donde la policía fue enviada a reprimir a los manifestantes hartos de la violencia que sufren a diario.

Una ordalía de sangre, en tanto Kicillof baila sobre las tumbas.