Guillermo Montenegro ha decidido no irse de Mar del Plata sin dejar una huella. Bien por él. De hecho, todo ciudadano electo tiene deberes y obligaciones con quienes lo eligieron. E ir por la municipalización de Mogotes impacta directamente sobre su electorado, que anhela la recuperación de esos espacios públicos que hoy están en manos de la provincia.
El legislador provincial Alejandro Rabinovich habla de «islas provinciales de abandono» para referirse a Mogotes y el área conocida como el complejo provincial. El estado ruinoso del área de la rambla humilla a la ciudad, y nadie distingue la diferencia que implica que la administración este en manos de la provincia.
La decisión de Montenegro, al advertir estas falencias que dominan la conversación pública, es la de lanzarse a ser él quien resuelva esta catastrófica situación. El acuerdo es con los grupos económicos que han presentado proyectos de inversión millonarios, los cuales compensarán con fondos para reconstruir la rambla. Ese es el juego.
En ese escenario, lo único que se les ocurre a los unidos patrióticamente es oponerse quedando al servicio de la incapacidad de Kicillof y alejándose del marplatense promedio que siente el abandono provincial. Otro caso que puede desfondar el voto de los unidos patrióticamente, es el de las obras en la avenida Jorge Newbery, que urgen iniciar.
El gobierno provincial demora insólitamente las medidas que abren la posibilidad de ampliar esta avenida, hoy crucial en la vida de la zona sur de la ciudad. En declaraciones a la 99.9, el presidente del EMVIAL, Mariano Bowden, señalaba: «empezamos a ver que lo que estaba pasando en el 2019, hicimos una mesa grande en la cual involucramos a los desarrolladores, a los actores de estos emprendimientos turísticos o deportivos, etcétera y empezamos a diseñar un proyecto que desde el municipio nos parezca que tenga sentido como puede ser un ensanche con colectoras, pero también que en esa lógica que tiene de ciertos horarios con mucho movimiento, tampoco entorpezca. Esto se aceleró y sobre todo en el último tiempo, no solo existe la voluntad de acompañar de Coto, sino también de otros de los desarrolladores por lo cual es importante a la hora de pensar cómo ejecutar obra. Hoy depende de Vialidad de Provincia».
Están los fondos que aportan los desarrolladores, tanto Coto como otros inversores privados. La plata está. Que el gobierno provincial —Kicillof— no se abra a esta oportunidad, es ilógico y políticamente nefasto. Logran todo lo contrario a lo que buscan, que es conseguir los votos en Mar del Plata para ser gobierno.
Unamos a este escenario el impacto que se viene con la incorporación de capital privado a los escenarios del estadio mundialista y el polideportivo. Hay dos grupos —uno brasileño, mega millonario; y otro de capitales mexicanos, también muy poderoso— que están interesados.
Las cartas están saliendo del mazo y los unidos patrióticamente no la ven.