Columna de tapa / por José Luis Jacobo

Ladrones

Suele decirse de ellos que “son ladrones de guante blanco”. Esto es: no ejercen violencia física para apoderarse de lo ajeno. Están entre nosotros, y despiertan admiración hasta que los atrapan. Ahí, el doble rasero social los cuestiona. Atrapados, son motivo de rechazo: nadie quiere quedar pegado con un perdedor. Es el caso de Luciano Di Césare, titular de PAMI, y su hombre en Mar del Plata, Fernando Alí.

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Es impunidad

No es un parecer; no se trata de que alguien maledicente habla por hablar: hay impunidad en la Argentina. Y Mar del Plata puede exhibir claramente ejemplos evidentes de ello.

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Contagio

Desde que arribó al despacho comunal, fruto de los errores políticos y de la mayor torpeza imaginable por parte de quien detentara la anterior conducción de la ciudad, Gustavo Arnaldo Pulti hizo de anunciar, la esencia de su presencia en el Ejecutivo comunal.

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Inocultable fracaso

Esta vez no quedarán dudas: la temporada alta, así denominado el período enero/febrero/marzo, ya no existe. Esta vez no hay excusas. El sector que nuclea a los propietarios de teatros es claro al respecto: “Es un fracaso; hay que revisar los números, pero el que diga que le fue bien, miente”.

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17 meses

El tipo me mira y suelta: “¿Sabés qué?; yo estoy como los presos: cuento los días que faltan para que pasen estos diecisiete meses y se termine esta historia”. La historia a la que hace referencia es la de esta Mar del Plata sumida en la vergüenza cotidiana que implica el saqueo de los recursos públicos que a diario perpetran Gustavo Arnaldo Pulti y sus accionistas marplatenses.

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La aldea y el cerco

Florencio Aldrey Iglesias está muy venido abajo. Evolutivamente hablando, transita un tiempo que hace evidente su decrepitud. En la pasada Fiesta Nacional del Mar, autoridades presentes se asombraron al ver al gobernador Daniel Scioli alentándolo, al batir de palmas, “vamos Florencio; arriba, arriba Florencio ese ánimo!”. Pequeñín -más aún-, encorvado, y por largos momentos muy, muy ausente. Se ha caído el pelo, pero las mañas siguen ahí.

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