Un impacto nada menor

No es poca cosa que el papa Francisco se retrate junto a un sujeto de la catadura moral del fiscal general de Cámaras Daniel Adler compartiendo sonrisas, o que su vocero sea el titular de La Alameda, Gustavo Vera. Es ciertamente desconcertante que el hombre que ocupa uno de los sillones de más poder para la Humanidad devenga, en sus actos más terrenos, en aupador de personajes cuanto menos inquietantes. O siniestros.