Sin máscaras
El carnaval de Venecia es famoso por sus máscaras, que en la historia se identifican con la necesidad de proteger la identidad de la mirada social.
Columna de tapa, escrita por el periodista José Luis Jacobo
El carnaval de Venecia es famoso por sus máscaras, que en la historia se identifican con la necesidad de proteger la identidad de la mirada social.
Lejos de la euforia expuesta en títulos por la maquinaria comunicacional, los números de la temporada alta no son buenos, y queda expuesto en pinceladas que develan lo ciertamente ocurrido.
Todo comenzó en una charla casual con una fuente del entramado íntimo de Gustavo Arnaldo Pulti. “Perogrullo, como vos le decís, está de los pelos, lo quiere matar a Adrián”.
Ya nada será igual. El intendente Gustavo Arnaldo Pulti (GAP) no pudo articular el cierre de los votos para aprobar el presupuesto 2015, y por medio de su lenguaraz de turno, Ariel Ciano, eligió el camino de la mentira para justificar este fracaso político con repercusiones institucionales.
La imagen conmovió a los marplatenses la mañana del lunes 12 de enero. Inmediatamente se viralizó, y horas después era tapa de portales digitales de todo el país. Victoria Montenegro era el rostro del dolor y el abuso de poder que en la Argentina se define como femicidio; todo había ocurrido en una fiesta de verano organizada por una marca de telefonía celular, en el balneario Destino Arena.
Aún faltan definiciones y se suman interrogantes. Por ejemplo, quién será el candidato del sciolismo en las PASO; si habrá un candidato “naranja” en dicha contienda, o finalmente se alinearán los planetas y un acuerdo local impedirá que haya otra lista en el Frente para la Victoria que le quite a Rodolfo Iriart el peso de lanzarse públicamente a la disputa por la Intendencia antes de sentir que está realmente listo para dicho combate.