Nada es igual a 2015. No hay deuda en las cuentas municipales, y los salarios se pagan en tiempo y forma. Asfalto, ampliación de calles y avenidas, el Centro de Salud N°1 a un tris de inaugurarse —tras una reforma a un nivel que sorprenderá—, seis CAPS puestos a nuevo en estos años. Consecuencias de un programa de inversión que hasta opositores acérrimos elogian.
Tal es el caso de la vecinalista de Playa Serena María Inés Benítez, quien fue, desde el inicio de la gestión Arroyo, consecuente con la crítica, y hoy alaba el estado general del puesto de salud del barrio que cubre una población de 25 mil habitantes —y que se duplica en verano—.
La inversión es varias veces millonaria, y cierra el ciclo de un estado de abandono que duró más de 30 años. Santa Rita, La Peregrina, Las Heras, Libertad, Alto Camet, Playa Serena, Martillo, Meyrelles, Colonia Barragán y el Centro de Salud N°1 marcan una impronta que pone el dinero público en donde debe estar, aunque no tenga el glamur de una pista de skate y no salga en las revistas cool del sistema de medios.
En 2015, el sector al que se denomina “cultural” estaba en pie de guerra. Sitiaban la municipalidad a diario denunciando la destrucción de la cultura. Hoy, el silencio prima y los eventos culturales se suceden sin cesar en continuidad avasallante. Obvio, la media canalla de la ciudad busca cercar la información con el propósito bajarle el precio a la gestión y seguir con la cantinela que se impulso de la hora cero, cuando la hipótesis de máxima era provocar la renuncia del intendente en marzo de 2016.
Aún falta mucho. Cada día surgen datos antes desconocidos que siguen evidenciando el grado de sevicia al que se llegó en estos años de apoderamiento del erario público en beneficio de unos muy pocos. El secretario de Educación Luis Distéfano reveló en la 99.9 que el manejo de salarios con pagos irregulares en los pasados años implica un daño del orden de los 450 millones de pesos.
Cito: “no es que no hay plata se la roban”. Lo expreso hace años: el costo del Estado no es sólo el de contratos falaces entre proveedores y funcionarios. Hay un costo oculto, hundido en la maraña administrativa que se devora los recursos desaforadamente. Lo curioso, son los políticos que dan pábulo a esta conducta con inmensa frivolidad. Un claro ejemplo es la ordenanza votada para restablecer los privilegios irregulares que se dieron por usos y costumbres y que llevó a la presentación ante la Corte. Cuando ésta se pronuncie en términos administrativos y procesales, quien gobierne Mar del Plata estará en posición de requerir el reintegro de los dineros percibidos irregularmente. Querría ver qué ficción elabora Alejandra Ayek para justificarse ante los docentes municipales. El último intento de torcer los hechos lo corrigió la Cámara del Contencioso Administrativo que revirtió a términos lógicos la situación legal que buscó alterar, a través de dos fallos, el juez Marcelo Fernández.
Un dato curioso: en 9 de cada 10 controversias que incomodan al municipio, sale sorteado el Contencioso Administrativo N° 2. Curioso, digo.