Luego de los días de locura que se vivieron en la elección del presidente del Concejo Deliberante, la sesión del jueves 14 de marzo trajo un relativo aire de cordura. Una conversación mantenida entre Vilma Baragiola, Guillermo Arroyo y Guillermo Sáez Saralegui acordó dar vista y voto a los proyectos que envía el ejecutivo, y se efectuó la generosa oferta de que, al momento de firmar el aumento de la tarifa de transporte público, los presidentes del bloque acompañen al Intendente en la foto.
La idea que fuerza estas actitudes es que, de no acordar a nivel local, el PRO se llevaría puesta a Mar del Plata con la candidatura única de Guillermo Montenegro. Es para evitar esta situación que se impulsan acuerdos de voto como en el caso del leasing, que finalmente permitirá dotar a las delegaciones de maquinaria vial para llevar adelante un fuerte programa de trabajos en áreas desatendidas durante años y con impacto lógico en el presente.
No deja de impactarme el caradurismo del curul ex accionista marplatense Santiago Bonifatti que busca, con afirmaciones de elevado tono, plantarse en un tema en el que debería poner atención a su propia historia, si de equipamiento, obras, y asfaltos se trata. La auditoria de lo realizado en los ocho años del desmadre que fue la des-gestión de Gustavo Arnaldo Pulti está bajo llave por un acuerdo interno que mis fuentes ubican en cabeza de Guillermo Arroyo. Debo señalar, esta actitud no se entiende. No es alta política, es connivencia por lo menos.
El martes 12 Baragiola estuvo reunida con Federico Salvai. Fue a dejar en claro que no se baja de la candidatura a la Intendencia, que compite por dentro y, si se la hacen difícil, arma lista por afuera. Ahí el peronista salteño —que, aunque los bonaerenses lo ignoren, es ministro de Gobierno de esta provincia— exclamó: “No podemos tener una fractura en Buenos Aires como pasó en Córdoba”. Salvai, esposo de la promocionada Carolina Stanley, negó ser autor o tener nada que ver con la campaña de denostación que a diario se dirige por medios platenses o capitalinos para “limar” a Baragiola y al Intendente con singular denuedo. Cuesta creer tamaña inocencia.
Salvai pidió una elección de alto resultado en Mar del Plata para compensar el conurbano, en donde la figura de Cristina Elisabeth Fernández es cuasi hegemónica y amenaza, con la candidatura de Axel Kicillof, poner en jaque al hada triste de Morón. La impresión personal de los marplatenses que se reunieron con Salvai es que la situación electoral de Vidal es más complicada que lo que se revela en las encuestas que difunde en los medios su equipo de comunicaciones.
Así las cosas, lo que ocurra en Octubre parece alinearse en una contienda que, viendo como se defina en las PASO, tendrá a Mar del Plata en el centro de la atención nacional. La obstinación de María Eugenia Vidal en perseverar por la candidatura de Montenegro no es amor, es interés, y mezquino por cierto. Si Montenegro fuere el candidato, la tracción de voto sería íntegramente de la gobernadora, y así el triunfo en Mar del Plata sería suyo. Compartir la parada, ya sea con el intendente Arroyo o con Baragiola, no es algo que, en su lectura de cómo se construye poder, le atraiga para nada.
De todos modos está claro que habrá PASO en Mar del Plata y las alquimias de poder elaboradas en La Plata son sólo eso: movidas caprichosas de gente que no conoce el distrito y que habla del amor por esta ciudad, pero cuyos hijos nacen en el hospital Italiano de Capital Federal, un detalle que bien podrían haber cuidado Guillermo Montenegro y su esposa.