Ellos lo consideran una movida política genial, citándose como potenciales ganadores de la lid por la intendencia, basándose solamente en supuestos de escritorio: sus matemáticas les dicen que, lo que le faltó a Fernanda Montoto Raverta para ganarle a Montenegro, son los votos que aún atesora el ex intendente Pulti.
En 2018, fue la ola que llevó a la presidencia a Alberto Fernández y a la gobernación a Axel Kicillof lo que permitió que sólo con una exigua diferencia de diez mil votos el ex juez federal y creador de la Policía Metropolitana se hiciera de la conducción de la ciudad.
Ahora, en aquella oportunidad, el corte de boletas fue muy fuerte, porque si se extrapola la elección provincial que perdió María Eugenia Vidal de modo humillante frente a Kicillof, deberían haber ganado Mar del Plata.
La elección de medio término de 2021 le dio dieciocho puntos de ventaja a JxC. En esa oportunidad, los cabildeos para llegar a una PASO con el ex intendente GAP no prosperaron, afirmándose la idea de que el camino para arrebatarle la conducción de la ciudad a la actual gestión, pasa por esta alianza que nace en un parto legal difícil de digerir.
¿Por qué? Porque —entre otras razones—, en vez de abrir el juego a una PASO que habilite una real competencia, lo que se armó es un esquema que cierra las puertas y sólo admite a esta fórmula que lo que busca es emplear (usar) a AM como un puente hacia la esquiva clase media marplatense.
Complejo. Más que sumar, hay datos que dicen que resta: por varios motivos, aleja al sector de La Cámpora que es en donde Raverta tiene su base de votantes. Y la clase media vernácula también tiene cuentas pendientes con los accionistas marplatenses. A saber: nadie como Pulti agravió a los sectores económicos de la ciudad, por ejemplo, con la eliminación brutal de la cartelería pública, las trabas permanentes a los emprendedores locales —ya sean gastronómicos o del sector de la construcción—, el sometimiento constante ante Aldrey Iglesias —en donde surge como un dato crucial la entrega del predio de la antigua Terminal Sur, dejando de lado el proyecto de César Pelli para dicho espacio—, entre tanta sotras cuestiones que a diario son cita en cientos o miles conversaciones de café.
Raverta parece ignorar que es en esta ciudad en donde está la segunda población de mayores de 70 años del país. Puede ser que, en el día a día, ese dato no parezca relevante, pero nadie ignora que es la candidata que promete una ciudad de cuidado y amor la que le firmó dos jubilaciones de privilegio a Cristina Elisabeth Fernández, que son constante motivo de una altísima controversia política y social.
Un dato muy fuerte, es que ninguno de los que fueron electos en 2018 por la lista que encabezó Raverta vuelven a postularse. Jamás en la ciudad, se vio algo así.