Podrán abundar en el relato, insistir en traer expertos de toda talla y fuste, pero lo que no pueden cambiar aun habiendo pagado dictámenes por valor de 80.000 pesos cada uno, es que la puesta en marcha de una policía municipal es contraria a la Constitución provincial, y por tanto, de inaplicabilidad manifiesta.
Los abogados Bianchi y Spota percibieron una suma que nuestras fuentes ubican en los ochenta mil pesos cada uno, dos contratos observables en una comuna que cuenta con una Procuraduría de propio cuño cuyos integrantes han hecho masters de especialización en Derecho Constitucional y Administrativo en la Universidad Austral pagados con recursos del erario público.
Pulti renueva a diario la apuesta. Se reúne con vecinalistas (en su mayoría incorporados a la plantilla del Estado), gremialistas a los que promete lugares expectables en las grillas de candidatos en octubre, y comerciantes. Un asistente a una de esas reuniones señaló que había escuchado lo que en sus palabras fue “una extraordinaria exposición” del intendente sobre la pretendida policía municipal. Luego de atosigar a su ocasional interlocutor sobre lo brillante de lo relatado por Pulti, el comerciante -a la sazón concesionario de la comuna- apuntó: “Eso sí: si lo hace es porque nos va a sacar más plata y la va a usar para pagar sueldos”. Estas historias siempre me llevan a aquel “mediocres” de Mario Roberto Russak, no hay caso.
¿Cómo es posible que alguien que descuenta que Pulti no va a cumplir con su palabra, que admite el engaño, diga que la exposición es brillante? Esto pasa a diario, y se repite. Todos saben que no hay proyecto, que no hay un propósito real, salvo ganar tiempo hacia adelante en esta ciudad de la furia que día a día se desangra fieramente.
Josefina Greco tenía 71 años, vivía en el barrio Juramento. La tomaron de los pelos alrededor de las seis de la mañana, la torturaron hasta matarla para robarle. Nadie marcha por Josefina, una anciana más entre los cientos de miles que viven en Mar del Plata el último tramo de su vida.
No hubo una sola manifestación pública de dolor, o impotencia ante un nuevo hecho de violencia criminal. Perdón: sí lo hubo, rectifico. Siguiendo la idea de hacer negocio con la sangre derramada, Hugo Toso, vecinalista, manifestó al diario El Atlántico: “con la creación de la policía municipal esperamos que estas cosas no ocurran más”. Toso es un ex radical que se ha amuchado con AM al calor de los fondos públicos que fluyen de manera indebida hacia aquellos que se unen en esta triste carnestolendas de vivir a expensas del vecino de la ciudad.
Me aseguran que Pulti está un tantillo arrepentido de haberse metido en este brete. Que lanzó la cuestión como una bola más al ruedo del relato. Lo increíble es que puede llevársela gratis. Tal como reveló esta semana Cristian Azcona, la Defensoría del Pueblo no puede manejar correctamente la incorporación de fiscales, no tiene medios para dar respuesta a quienes consultan, y menos aún dar garantías de la transparencia de la consulta.
En su salsa, Pulti perora ante auditorios complacientes que “no hay nadie que se haga cargo de esta crisis”, afirmación que incluye a todos los poderes provinciales, policía, justicia, legisladores. Sólo él, que propone una policía de trescientos agentes, quince directores, y mil setecientos efectivos en la calle para el 2015, estimativamente.
Una burla cruel de un sujeto cruel al que demasiados, por pasividad o indiferencia, le hacen el juego en tanto al ciudadano lo matan, lo roban, lo vejan o lo acorralan en su vivienda transformada en prisión virtual.