Fue para los medios digitales liderados por el loser Marcelo Pasetti un varapalo en los dientes. La invitación de la Gobernación al intendente Carlos Fernando Arroyo a la reunión ampliada de gabinete que se realizó en el predio de la Ciudad de los Niños sorprendió al idiotario de la cadena de corte y pegue, que aún hoy no sabe qué discurso articular ante sus audiencias por el marro brutal que implica que el hombre del piloto no sólo no ha renunciado sino que, superando las marcas y obstáculos, es incluido en la mesa grande del poder provincial.
Los días actuales son pródigos para la administración, en tanto se desmadeja la hasta ayer inmaculada imagen de la gobernadora Vidal, que cada día aparece más aislada del gobierno central y de la sociedad que la ha aupado con fervor. Acciones como las llevadas a cabo por la dupla Fiorini/De la Torre, que vinieron por los secretarios Alejandro Vicente y Hernán Mourelle y terminaron trasquilados por un intendente que no está para que partiquinos menores le marquen la cancha o le digan quién o quiénes integran su gabinete, lo gritan claramente, para los entendedores del idioma de la política lugareña.
No debiera extrañar la mendacidad de Fiorini: es lo suyo. Lo que sí llama la atención es que un dirigente del Gran Buenos Aires, experto en la dinámica cortesana del poder como De la Torre, caiga en el error de creer que puede llegar a Mar del Plata e, invocando el poder de la Gobernadora, pedir la expulsión de dos secretarios. Joaquín de la Torre inició su militancia política en los ochenta de la mano de su padre, cuando intentó organizar el partido que imaginó la dictadura durante la presidencia de facto de Eduardo Viola, cuyo objetivo era entregar el poder recién en 1987. Quizá esa idea de la política que mamó de joven, la articulación cívico-militar, le haya pregnado la idea del ejercicio del poder súper estructuralmente.
No es algo de extrañar que en la reunión de gabinete ampliado en La Plata no estuviese presente De la Torre. Podría pensarse que estaba muy ocupado movilizando en contra de la ley de la legalización del aborto. San Miguel fue el único distrito de la provincia de Buenos Aires que impulsó una movilización en contra de la ley que tramitó la madrugada del jueves en la Legislatura nacional, y sus movilizados fueron los más estentóreos a la hora de gritar consignas contra el presidente Macri en la Plaza de los Dos Congresos.
Arroyo no eligió a cualquiera para ir a la reunión. Se hizo acompañar por los dos secretarios que la dupla Fiorini/De la torre pretendieron echar como ofrenda a Florencio Aldrey Iglesias.
Es un hecho que la blitz del hombre del piloto para ordenar la misma idea de quién ejerce el poder en Mar del Plata, es una piedra de toque en la relación con la Gobernación. Hoy, encuestas mediante, la firmeza de Carlos Fernando Arroyo en sostener centrales principios democráticos y logrando eficiencia administrativa marcan las razones del retorno a la relación central con el Gobierno provincial, que declina su actitud facciosa y el destrato por un mimo menor que implica un reconocimiento mayor.