
Ocurra lo que ocurra este domingo con el reparto de bancas, el día lunes ya nada será igual: es un hecho que Guillermo Montenegro parte de la ciudad rumbo a la legislatura provincial y que su puesto será ocupado, a partir del 10 de diciembre, por el actual concejal Agustín Neme.
En una conversación en off que mantuve con un funcionario miembro de la actual coalición de gobierno local, éste me señalaba: «esta actitud de Giri y Carrancio de hablar por todos lados y mearnos (sic) hablando de cambios de prepo de acuerdo a sus intereses, no va a salir bien».
Y es que hay un estado de solevantamiento generalizado frente a una gestión que se encuentra paralizada por esta situación en la que, a la falta de recursos y planificación en general por parte de la administración, se suma la inquietud de los funcionarios políticos que encabezan las áreas de gestión clave, que no saben a qué atenerse.
Todo esto se da, además, en medio de una puja muy fuerte surgida de la aparición de nuevos jugadores que ven al actual esquema de poder afrontando su crisis más fuerte, una deriva que se da por el cambio inconsulto e impulsado por sus propias necesidades de Montenegro que dejó descalzados al resto de sus socios.
Lo que viene se presenta como un plato caliente sobre la mesa: si no hay racionalidad en las decisiones de armado del futuro gabinete, la zozobra está —tristemente— garantizada. Y cómo se sostendrá la actual pax sindical es un interrogante mayor. Es obvio hasta para el más distraído que hay un acuerdo debajo de la mesa entre esta administración y el sindicato que fue uno de los arietes que oficiaron la destrucción de la gestión de Carlos Fernando Arroyo, y que ahora come mansamente de la manito de este gobierno comunal. Pero no sólo eso: la falta de gestión se paga mal entre la ciudadanía, tanto en los barrios como en las áreas céntricas de la ciudad. A esta altura, no hay zona que se salve ni dentro de la cuadrícula urbana, ni en las áreas no urbanas del municipio.
Este gobierno de salida anticipada deja sin resolver dos grandes cuestiones: la licitación por la recolección de residuos, y la del transporte público de pasajeros. A como quede la composición del Concejo, se verá cómo es la dinámica para resolver estas cuestiones públicas siempre calientes. Ni qué decir de la dinámica de inversiones inmobiliarias, en la que se presentan en la lid actores que ya han provocado un enorme daño a las inversiones y que han retrasado enormemente a la ciudad.
No es solo concejales y consejeros escolares lo que se juega: es el presente inminente. Una elección que puede precipitar un gran desmadre político con consecuencias directas sobre la calidad de gobernanza, ya muy debilitada en esta etapa que empieza a concluir.