
El reemplazo del jefe departamental Edgardo Vulcano por el comisario principal Cristian Fontana es otra vuelta de tuerca a un tornillo que ya está falseado: desde 2008 a la fecha, Mar del Plata ha tenido 20 jefes departamentales.
Casi siempre, funcionarios que terminan siendo removidos en el pico de unas seguidilla de hechos delictivos de alta repercusión mediática. En los últimos días, a la ya larga lista de crímenes publicados, se le sumó el robo de una bicicleta muy pro a la ciclista Carolina Pérez, quien hizo un video en sus redes donde muestra a los delincuentes huyendo con su botín por la avenida Luro sin problemas.
Pérez no es una ciudadana común, sino una deportista respetada y multipremiada que, con su posteo, logró movilizar a las autoridades. Horas más tarde, un comunicado de la Policía señalaba: «A raíz del robo sufrido por la reconocida ciclista Pérez Carolina, conformase por la mañana 03 agosto, un equipo de trabajo al mando del Comisario Sebastián BRITES jefe de Comisaría 8va., e integrado por los GTO de las Dependencias involucradas (4ta. 6ta. 8va. y 12da.). Mediante Orden de Servicio emitida por la Estación de Policía Departamental de Seguridad Mar del Plata, se produjeron rastrillajes, entrevistas a vecinos, recepción de declaraciones testimoniales, patrullajes de saturación (apoyo brindado por el Comando de Patrullas), sobre sectores de la ciudad a los que la pesquisa iba llegando, guiada por la información que se iba logrando. Esta labor y otros factores que incidieron (como la particular característica y calidad del biciclo) surtieron el efecto deseado, y en la madrugada de hoy, según un testigo lo presenció, DOS NN MASCULINOS evidentemente al verse presionados por la presencia policial en la zona, dejaron abandonada la bicicleta en cercanías de la Seccional 12da, y de este modo fue inmediatamente recuperada. Con la intervención sumarial de la Sra 2da Jefe a cargo de la Comisaría 6ta, se procedió a la restitución del preciado bien, a su propietaria».
La cadena de copy/paste de la ciudad cumplió: este relato de ficción fue publicado tal cual, sin siquiera corregir los horrores de ortografía. Ahora, si la pesquisa se iba llevando adelante por la información recibida, ¿Por qué no los detuvieron? Si la saturación causó el efecto buscado, ¿cómo es que pudieron llevar hasta la seccional 12 y dejar la bicicleta apoyada contra un patrullero, luego de haberla vandalizado y haberse apoderado de las luces y de la computadora que la misma poseía?
La publicación fue, a todas luces, una burla al sentido común. Es obvio que los delincuentes son conocidos y que mantuvieron contacto con personal policial, o que, cuando menos, hay un nexo que permitió transmitir un mensaje claro: «devuelvan la bici, y pasamos la página». Esto pasa porque la situación interna de la fuerza es anárquica: no hay un control real, ni un propósito institucional.
Los hechos recientes de asaltos y asesinatos, que van para el record en la ciudad, exponen una fuerza fragmentada, mal conducida y espantosamente corrompida.