Una oligarquía de vivillos y aprovechados

La pandemia disparó pánico a nivel mundial y, también, la oportunidad de hacer negocios con el presupuesto público, dinero a espuertas. Varían los métodos, no el fin: engordar bolsillos con el dinero del vecino contribuyente.

Una comunicación interna del liderazgo sindical revela el grado de acuerdo entre éstos y la administración, en manos de Guillermo Montenegro y Alejandro Rabinovich. Horas extras, nombramientos, pago de aguinaldos en cuotas, compras para el área de salud a precios altísimos. Se rechazan ofertas superiores en calidad y precio, por caso, de barbijos KN95 por $170, que fueron adquiridos finalmente a $400 y de barbijos SMS ofrecidos a $25, que fueron adquiridos a $40.

Inspección general es un desquicio. El área —que tiene por secretaria a cargo a María Elisa Ferrara— está en manos de funcionarios políticamente vinculados al kirchnerismo y, vía el secretario de Gobierno, Santiago Bonifatti, a las huestes que se alinearon con Gustavo Pulti.

En julio, Ferrara firmó horas extras por un monto millonario. Mariano Suasnabar pasó 120 horas extras y, conforme a la planilla, trabaja sábados y domingos de 8 a 20 hs.

Otro que facturó, y doble, fue Julian Robayna, integrante de la Comisión Directiva del STM. El representante de los trabajadores obtuvo 60 horas extras. Luciana Di Meglio, esposa de Robayna, 80 horas extras. Entre ambos, reunieron $100.000 en este tipo de compensaciones.

En tanto, “no hay plata” para pagar la guardia pediátrica en Batan, o la zona sur, cuyo costo por cada fin de semana está en el orden de los $300.000 y que ya motivó una dura carta dirigida a las autoridades, que eligieron seguir en la suya: cerca de sus bolsillos, y lejos de la gente.

Un dato que no pasó desapercibido fue el uso de bienes públicos para propiciar el dialogo a través de videollamada entre el intendente Montenegro y la ex gobernadora, María Eugenia Vidal. Que hablen, es sólo un dato político: Vidal esta cada día más aislada en el universo de Juntos por el Cambio y aún más dentro del PRO, donde su figura ya no es de relevancia. La comunicación oficial indicaba —en primera persona, tal como ocurre en las sociedades no democráticas— que conversaron durante dos horas y media. Montenegro destacó que pasaron un momento muy agradable. Es lindo que la gente se quiera.

El dato político de la semana es el proyecto en conjunto de los curules Guillermo Volponi y Nicolás Lauría. Presentaron una iniciativa en el Concejo Deliberante para que se permita el ingreso de las personas que no tienen domicilio en Mar del Plata, pero son dueños de viviendas en la ciudad y deben realizar operaciones inmobiliarias o, incluso, reparaciones o modificaciones en sus inmuebles, lo cual es lógico. Hoy por hoy, son contribuyentes locales privados de sus derechos. El proyecto visibiliza algo más: se vienen novedades políticas, y el inicio del desgranamiento real del por ahora formal bloque de Juntos por el Cambio en el Concejo Deliberante.