1) Oscar Pagni
(de aquel bronce a estos lodos)
Fue algo así como el referente de una generación de políticos que ingresaron a la disputa del poder en el nacimiento de la democracia. Se le veía destino de grandeza, pero eligió otro camino: quedó enredado en los lodos del barro abyecto del pequeñín de Galicia. Triste, sólo eso. Ni siquiera indigna.
2) Guillermo Montenegro
(cambiando la consigna)
Venía de campeón sustituto. Los actores locales de Cambiemos recibían la consigna “péguense a Montenegro”, o retos del estilo “sos muy arroyista”. Clavó el cambio y afirmó públicamente: “Arroyo es mi intendente y estoy para acompañar”. Tardío sentido común, pero sentido común al fin.
3) Hernán Mourelle
(disruptivo agente de cambio)
Si cuida el léxico, la rompe. Pago de salarios más que en tiempo y forma; reclamo de pago a quienes se han sentido dueños de la ciudad, y va por más. Lo que viene será de ver.
4) Valentín Belza
(stone face)
Muchacho atrevido, confeso abusador de género, opina de política en defensa –dice- del sacrosanto interés de los clubes de deportes de Mar del Plata. Inhábil moral opinador de la cosa pública. De manual, que se da mucho en esta aldea urbanamente extendida.
5) Pablo Lega
(maltratador federal)
Secretario de juzgado federal arribado a Mar del Plata por el juez Santiago Inchausti, acumula denuncias por maltrato y abuso. Otra linda pieza de la colección “Manitas”. Que se airee todo esto de una buena vez.
6) Sáenz Saralegui
(abriendo una ventanita)
El presidente del Concejo Deliberante abrió una ventanita a que el vulgo, es decir los contribuyentes conozcan cuánto es el monto destinado a cada concejal y cuánto es el costo operativo del Concejo. Se viene una…
7) Marcos Carboni
(sólo derechos, ninguna obligación)
Piquetero MTR, se siente dueño de la verdad y amenaza con denunciar a los funcionarios que actúan en la comuna. Para reclamar intrusa, abusa y hace lo que quiere, porque goza de impunidad. Un día se le va a terminar.
8) Florencio y Marcelo
(un mundo en cambio se los lleva puestos)
Fueron tan poderosos… Decían a dúo: “usted avance, nosotros garantizamos el Concejo y al Intendente”. Bueno, todo cambia: al intendente no lo controlan, y lloriquean como niñatos por su patético espacio de poder perdido.
9) Sofía Badie
(retornó por todo lo alto)
Y un día volvió Badie a la presidencia del Consejo Escolar: ni denuncia penal ni irregularidades. Nada. Sólo una opereta que salió mal e hizo mucho daño a la comunidad educativa de la ciudad.
10) Marcelo Di Mario
(vino de guapo, se fue a escondidas)
Llegó con su cultura “conurba” de guapo, estilo “voy por todo” pero de color amarillo. Gran inepto que vino a armar un negocito y se fue de noche y silbando bajito. Tunante menor, no quedará en ningún libro de historia. Ni siquiera en un cómic.