1) Guillermo Arroyo
(nada de cajonear)
Carga con el karma de ser “el hijo de”. Guillermito, como le dicen, funca de jefe de bancada pero se le complica. De confuso parlamento, juega a ser un líder que armoniza; pero se le suele embarrar la cancha demasiado seguido. Eso sí, él de cajonear expedientes, nada que ver.
2) Hernán Mourelle
(desafía y encara)
“La furia” es todo un caso. Junta todo, mezcla ficción y realidad, y arremete como toro enceguecido por la capa del matador. Lo suyo es el desafío y la confrontación y sin pensar, mete primera a fondo si de cuidar el erario se trata.
3) Marcos Carbone
(pirómano suelto)
Piquetero que goza de protección, a no dudarlo. Corta calles, amenaza, y ahora —devenido piromaníaco—, anuncia públicamente que el 20 de diciembre arderá la furia corta-calles en la ciudad.
4) Guillermo Dietrich
(politiqueando)
Como caricatura de Di Vito, chata porteño a full, llegó el ministro de germánico apellido a la ciudad en el primer viaje del ferrocarril Mar del Plata-Buenos Aires en sólo cinco horas treinta —hito retrógrado si los hay—. Estaba algo confundido el pobre, no sabía si la estación es municipal, provincial o si está concesionada. Un alguito improvisado.
5) Martin Merlini
(sumando porotos)
Cerró el año por todo lo alto: dragado a full a máxima profundidad, llamado a licitación por la nueva terminal de cargas, demolición del viejo elevador de granos, y recupero de espacios de amarre. Dice, satisfecho, que va por más.
6) Alejandro Vicente
(presente y pasado)
Pone el pecho a una gestión que es ajena a la cosa nostra de la política local, pero un pasado vinculado a algunos de ellos lo coloca en entre dichos de pasado y de presente. Nada es fácil.
7) Guillermo Kane
(político estereotipado)
Diputado provincial del Partido Obrero, espásticamente lanza una petición de llevar a juicio político a los jueces del tribunal que juzgó el caso por la muerte de Lucia Pérez. Buscador de notoriedad del segundo en el universo twittero. Cosas de la era milenial.
8) Ariel Ciano
(busca un lugar, no sabe cómo)
A Ariel —o Arielito—, muchacho que busca su lugarcito al sol, todo le viene bien. Cierran la Vucetich local: “que Arroyo lo arregle”. Su club paga sesenta mil pesos de gas por la pileta cubierta: “que lo arregle Arroyo”. Viene Navidad, ¿le escribirá a Arroyo la cartita, o a papa Noel?
9) Adriana García
(una verdad lejana en el tiempo)
“Que dieciocho años no es nada” es lo que dice el tango para García: una vida sin sus hijos asesinados y sin justicia real por la inequidad de un sistema perverso que ataca lo que dice defender.
10) Alberto Agote
(a derecho, nada)
Se dice de él, y no es letra de tango, que trabajar le da como asquito. Eso sí, lo que le dice a la sociedad es que hace paros en el sistema judicial para que se sancione con criterio de género en todos los casos que involucren a féminas. Con paros, eso no va a ocurrir.