1) Agustín Neme
(harto ya de estar harto)
Una de las mejores personas involucradas en la política local. Se banca la pelusa y no plantea berrinches. Todo tiene un límite, y su renuncia a la presidencia del bloque del PRO —aunque no haya sido aceptada—, es un escándalo. Una cosa, es bancarse a la incuria kuka. Otra, es bancarse al chancho, con el dueño fogoneándolo desde atrás. Todo tiene un límite.
2) Angélica González
(contra el maltrato)
La curul que quiere legalizar las aplicaciones —abstracto, porque ya están de hecho—, lanzó su propuesta más disruptiva: que el Estado respete a los mayores de 70 años a los que humilla sistemáticamente con las renovaciones del carnet de conducir. Que sea ordenanza.
3) Sergio Salinas Porto
(impresentable boca floja)
Típico integrante del Frente Grande, el mismo que —con Chacho Álvarez— vació al gobierno de la Alianza para abrirle así la puerta al golpe que derribó a Fernando de la Rúa. Boca floja, típico charlatán de café con aspiraciones de gurú, asume la calumnia y la escribe. Tremenda causa penal se va a comer.
4) Fernando Alvareda
(H.I.J.O. matricida)
Integrante de la fascista organización H.I.J.O.S., mató a su madre para cobrar la indemnización estatal por la desaparición de su padre. Los kukas desorientados ya venían por un segundo Santiago Maldonado. Son de libro, mendaces y brutos.
5) Alberto Fernández
(¡tanto hizo falta!)
Encantó a un sector de la clase media que consume todo el día la TV barrial metropolitana. Se comieron las consignas de «el asfalto no se come», «la noche del frío», «hay muertos de hambre» y la peor de todas: «Soy Alberto, un hombre simple». ¿Tanto hizo falta para ver lo obvio? Putañero y borrachín —cuando menos— y feroz apropiador de fondos públicos.
6) Fabiola Yáñez
(el día después del príncipe azul)
Se creyó la cenicienta. Llegó pobre del interior del país y fue la elegida del príncipe. Sí, medio sapo este príncipe pero… digamos, o sea. Nunca se casó y no comió perdices… sí bifes. Ahora, clama por dinero envuelta en el martirio personal absolutamente repudiable que le tocó pasar. Tal como señala un antiguo proverbio árabe: «ten cuidado con lo que deseas, se te puede cumplir».
7) Ernesto Giobando
(lejos de dios, cerca —muy cerca— del PJ)
El obispo de la diócesis de Mar del Plata clamó porque no haya «más muertes por hambre». No hay un solo registro, en todo el país, de una sola muerte por hambre. Sí nos matan a tiros, a golpes y nos roban. Pero ¿hambre? No. La curia peronista sólo ve lo que quiere ver.
8) Pedro Sanllorenti
(apparátchik eterno, siempre en contra del soberano)
Mientras nos hacían pelota el valor del dinero, él mantuvo a la tropa quieta y ordenada. Ahora, le agarró de pronto el apuro por «recomponer el salario». Otro que goza de indemnidad mediática por tirar unas devaluadas rupias en algunos bolsillos.
9) Agustín Creevy
(todo lo que está bien)
Un fenómeno. Todo lo que está bien. Volvió a ponerse la camiseta nacional y marcó un try inolvidable, sonriendo ante los míticos All Blacks. Ejemplo de resiliencia y compromiso.
10) María & Ernesto
(cómplices necesarios)
Dos lindos turritos, amantes de dictadores y de garcas. Hoy, en su hora más compleja, defienden lo indefendible. Se quedan tan solitos como Alberto. Se lo tienen merecido: son mala gente.