1) Jorge Bosco
(ciudadano ilustre)
Y, tenía que ser: un ciudadano de a pie digno de tamaña distinción luego de una vida de servicio en la Liga Marplatense de Fútbol y su apasionada tarea para APAND, que casi nadie conoce. Un momento increíble que se vivió en el HCD. Gracias Agustín Neme.
2) Marcos Gutiérrez
(se mueve el muelle bajo sus pies)
Soñó —o delirió— con que ser el presidente del Consorcio Portuario lo elevaría a la condición de candidateable de cara al 2027. Le están vaciando la cetina a diario y no parece advertir bien él de dónde le viene la cosa. Todo se mueve bajo sus pies, y hay riesgo cierto de derrumbe.
3) Heraldo García
(decepcionado)
Fue un duro cuestionador de Carlos Fernando Arroyo. Su sociedad política con el ex intendente Cospelito le nubló la cognitividad pero ahora, alejado de la influencia tóxica, parece estar encontrando el camino y empezando a ubicar cuáles son los problemas reales que enfrenta nuestra ciudad.
4) Jorge Bergoglio
(de decepción en decepción)
Cada día decepciona algo más quien ocupa hoy el trono de San Pedro: ni una palabra sobre los secuestrados ni una condena explícita al respecto del progromo de octubre del 2023, se decanta por emplear impunemente el término genocidio o hablar del asesinato de niños. En su mente, ¿quién será Herodes?
5) José Torres
(maligno es olvidarse de él)
Medalla de oro olímpica en los juegos celebrados en Francia. En los Olimpia se olvidaron de él. Se entiende la masividad de Martínez o de Colapinto, pero medalla de oro, medalla de oro, fue «el maligno».
6) Facundo Moyano
(¿y a mí porque me miran?)
Llegó a la ciudad en el contexto de la crisis terminal que atraviesa el club Alvarado ya sin aires ni de salvador ni de expectante candidato a intendente de la ciudad, al punto que parece decir «¿a mí por qué me miran?». Nunca lo amaron, sólo se fijaron en el dinero que le trajo al club. Si no hay dinero, se terminó el amor.
7) Carlos Rucauff
(una mentira de pago)
Fue ministro de Trabajo de Isabel Perón. Renunció antes del golpe para refugiarse en el anonimato y volver más tarde como ministro de Menem. Fue VP y luego se fugó de la provincia en medio de la caída de la convertibilidad. Su rol de explicador perdonavidas de lo que ocurre, asquea.
8) Fernanda Montoto Raverta
(definición que se las trae)
Se jugó, y se definió por Mínimo, el hijo de Cristina. En el baile de las tribus del PJ está varada y lejos —cada día más— de liderar la cuestión local. Se bien un fin de época mal.
9) Mario Firmenich
(a veces —solo a veces— todo llega)
Podría no haber sido, pero es un hecho que Mario Roberto Firmenich deberá ponerse a derecho en la causa por el asesinato criminal perpetrado por Montoneros a la Policía Federal 1976.
10) Axel Kicillof
(un laberinto mental incomprensible)
Y, no se pudió. Axel se fue a Miramar para hacer el berrinche de presentar el fantasmagórico y siempre publicitado Operativo SOL y lanzó una de las suyas: aseverar que, sin Estado, no hay verano. Ni hablar del clip de promoción digno del sketch de Olmedo como emperador de «Costa Pobre». Patético mal.