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Parece un personaje salido de la mente febril de William Peter Blatty, autor de “El exorcista”. Dice tener miedo, estar asustado, temer por sí y por los suyos, porque hay gente que lo odia. ¿En qué país lo tienen tan en cuenta???? Sufre de importancia, y busca un protagonismo que lleva a un camino muerto. Da miedo, sí, verlo en la función pública. ¿Tendrá el mismo miedo cuando va a cobrar?

Admirador del “Che”; como Guevara, querría tener un estadio lleno de “gusanos” a los que pasar a degüello, aunque sólo es discurso puro, sin acción. Eso sí: como buen hombre de izquierda de ésta y otras pampas chatas, bien agarrado el presupuesto público que está. Otro que no se pone de acuerdo entre lo que piensa, lo que dice y lo que hace.

Descarada como la que más, llegó a la política del lado del discurso de la honorabilidad y la transparencia. Su conducta pública es oscura como noche sin luna. La única forma en que se la ve ruborizada es cuando se pasa con el rubor (maquillaje).

Se corrió hábilmente a un segundo plano. Mismo elevadísimo salario público, misma indiferencia frente a la suerte del prójimo. Un muerto más o menos sólo le interesa a la estadística.

Agotado del trabajo en cada uno de sus turnos frente a la inagotable actividad de los criminales de la ciudad, no advirtió que el patrullero Etios volcado en una persecución criminal no tiene chapa patente. Sin chapa patente, no hay seguro, y sin seguro, no hay cobertura. Y es delito. Preguntado por esta cuestión, el fiscal tuvo que admitir que esa tortuga se le había escapado.

Estaba para renunciar a la presidencia del HCD (suponiendo que algo así sea posible), pedir licencia y luego volver a la banca. Cambió de idea y sigue. Juana de Arco tenía más estrategia, y terminó en la hoguera. ¿Valdrá la pena la autoincineración?

De 69 años, el súper director de escuela anunció que toma licencia para dedicarse de lleno a la campaña por la Intendencia de Mar del Plata. Paradoja temporal: el 2015 viene con adelanto.

No se quedó quieto ante la conformación de la alianza patronal-política aupada por el sciolismo en Mar del Plata. Habló, como es su estilo, fuerte, preciso y claro: “Están poniendo a los lobos a cuidar el rebaño”. O a los tiburones a cuidar el cardumen, para ser más pertinentes.

No se calla, no se achica y sigue empeñado en que la política y la justicia hagan algo en serio ante la corrupción de los Moyano y aliados en el saqueo al gremio y la mutual de Camioneros.

Sabe, porque lo ve, que los patrulleros del CPC no están patentados. Sabe, porque lo ve, que por no estar patentados, no tienen seguro. Sabe que hay carnets truchos que habilitan a conducir camiones y vehículos que requieren de carnet profesional en serio. Mira para otro lado y deja hacer. ¿Hasta cuándo?