1) Ana María Crovetto
(Destino anunciado)
Va mal. Engreída, no escucha, hace como que se las sabe todas y hace tabla rasa con el sentido común. Otro disgusto para el lord mayor.
2) Carlos Fernando Arroyo
(Tironeado)
Tironeado en su intimidad por tensiones surgidas de la mezcla siempre compleja de política y familiares en el poder. Ser distinto es hacer distinto, no ofrecer más de lo mismo pero con distinto impermeable…
3) Florencio Aldrey Iglesias
(Un susto menor)
Tuvo un preinfarto, un suceso cardíaco menor pero que de todos modos pudo ser el fin del pequeñín coruñés, gran responsable del retraso de la ciudad en estos últimos veinticinco años. Reapareció presentando a un político secundario, ya retirado de la política española, y a otros retirados de la política de la ciudad. Todo lo de él huele a naftalina.
4) Sergio Medina
(No al boleto universitario)
Secretario general de UTA Mar del Plata, salió en tapones de punta a decirle No al boleto universitario. Otra batalla innecesaria.
5) Alejandra Lacasse
(Reclama fuertemente)
Docente que le pone voz al relato que denuncia lo que está pasando en las secundarias comunales. Tardío despertar de un abandono de años.
6) Daniel Scioli
(El pasado lo alcanza)
Le reabrieron la causa de enriquecimiento ilícito que diligentemente el fiscal Paolini consintió en cerrar sin investigación alguna. ¿Todo cambia?
7) Vilma Baragiola
(Aguantando los trapos)
Trabaja en lo social, lo que mejor le sale, y pone la firma en Producción, un área que hoy por hoy está complicada. Mucho esfuerzo en dos carteras tan expuestas como sensibles.
8) Martín Merlini
(Tremendo desafío)
No nuevo en el metièr, aunque sí en la función pública. Tiene por delante un tarea enorme, como es dar racionalidad al puerto y tornarlo competitivo. No es poca cosa.
9) Andrea Sara García Marco
(Un tantillo despreocupada)
Jueza de familia (ver artículo central de la presente edición) algo despreocupada. Familia es sinónimo de urgente, no de meses para tomar decisiones cruciales que destrozan familias.
10) Oscar Polansky
(Abandonado a su suerte)
Abandonado y tirado en el HIGA. Inenarrable sufrimiento. Una situación injustificable (ver más en Actualidad).