1) Agustín Cinto
(Ningún mesías)
Ningún mesías, sólo un técnico que busca integrarse a un gabinete complejo en el contexto de una gestión compleja. Joven, casi un adolecente lleno de entusiasmo. Nada que temer.
2) Emilio Bustamante
(Impulsa el cambio)
Impulsa el cambio en el puerto desde la terminal de contenedores, ahora con envíos a Brasil de la multinacional Mc Cain. Un todo terreno pletórico de ganas de hacer.
3) Guillermo Arroyo
(Willy sigue bajo las baldosas)
Willy no sabe cómo es el juego del poder, y nunca lo sabrá. Si le pagasen por lo que aporta a la vida legislativa lugareña, tendría que devolver la plata y los módulos.
4) Cristina Coria
(Acumulando)
Suma, y sigue. Ahora su esposo asume en la Secretaría de la Producción, como parte de la interminable disputa por espacios y cargos.
5) Mariano Moyano
(Dudas esenciales)
Le gusta el desafío de trabajar en seguridad. Un sueño de grandeza que está acotado por las dificultades objetivas de dar soluciones urgentes y necesarias.
6) Javier Pizzo
(Se siente jugando en segunda)
A confesión de partes… Pizzo le señaló recientemente a un testigo: “en esta causa estamos como Aldosivi enfrentando al Bayer Munich”, en referencia a los delitos de la administración pública pultista. Triste, y decepcionante, la verdad, bastante.
7) Santiago Bonifatti
(Pretende dar academia)
Devastó el EMVIAL, justificó lo injustificable y resulta que ahora se atreve a dar academia de cómo gobernar y gestionar. Caradura ignífugo.
8) Leandro Laserna
(Esconde el vuelto)
Tipo duro con ambiciones. En esta edición le exponemos una miseria de aquellas: engañó a artistas locales con un contrato de imposible cumplimiento.
9) Mario Cámara
(El punto en la i)
Quedó claro en el juicio oral por la causa CNU que Falcone y Portela, de la mano del ex agente de inteligencia Ricardo Oliveros, gestionaron para ser jueces federales. Ups, qué momento.
10) Fabián Uriel Fernández Garello
(Da lástima)
Mendiga espacio, pone carita triste en la foto, porque aparecer parece ser existir. Golpea puertas y pide auxilio para pervivir. Da lástima.