Las ONG especializadas en lactancia, coinciden en que la desinformación y los mitos son los principales motivos del destete prematuro entre las mujeres argentinas. En las maternidades, falta personal experto.
Que solo tres de cada diez mujeres puedan sostener la lactancia exclusiva durante los primeros seis meses de vida del bebé, muestra que aún existen problemas y mitos que erradicar. Las ONG que se dedican a la promoción de la lactancia coinciden en que la desinformación es el principal motivo del destete prematuro.
“La mayoría de las mujeres que no amamantan, no lo hacen porque lo hayan decidido previa y conscientemente, sino porque no recibieron apoyo e información suficiente cuando lo necesitaron”, explica Cecilia Karplus, coordinadora de la Liga de la Leche Argentina. Y afirma que si durante los primeros tiempos surgen dificultades sin respuestas y sostén inmediatos, el riesgo de que las madres dejen de amamantar es alto. “La lactancia materna está plagada de mitos y prejuicios, que se suman y empeoran con la falta de información“, señala.
Paz Martín, directora de proyectos sociales de la Fundación Lactancia y Maternidad (Fundalam), sostiene que “la lactancia es algo natural, lo que no significa que no aparezcan problemas. Es una técnica que hay que conocer”.
El contacto con un profesional especializado en puericultura, los días previos a abandonar el hospital o durante el embarazo, contrarresta la desinformación y el desconcierto. En un relevamiento, Fundalam encontró que, por lo menos hasta el año pasado, solo 15 de 100 maternidades porteñas contaban con puericultoras o personal especializado. En la Provincia de Buenos Aires, solamente encontró puericultoras en dos hospitales. “Estas cifras son bajísimas -agrega Martín-. Además, en las maternidades esos profesionales muchas veces no son suficientes y las madres se van de alta sin ver a nadie que les dé información.”
Actualmente, existe una Tecnicatura en Puericultura y Crianza. Es una carrera de dos años, con prácticas incluidas, que dicta la Universidad Nacional de San Martín con Fundalam. Sus egresadas integran la Asociación de Puericultoras Universitarias y están habilitadas para trabajar en maternidades, jardines maternales, centros de salud y consultorios de obstetricia y pediatría, tanto para la prevención y el apoyo práctico como para la orientación en la crianza.
“Con los años, las enfermeras son las que más valoran la participación de las puericultoras porque ven que las mamás tienen problemas y ellas no pueden asistirlas -asegura Martín-. Hoy, las enfermeras no dan abasto. Tienen a su cargo una gran cantidad de controles clínicos, mientras que la puericultora solo se ocupa de la relación entre la mamá y el bebé, en facilitar el vínculo de los papás con el bebé y la lactancia materna.”
La licenciada María Cristina Nieva, referente en Tucumán de la Red de Enfermería por la Prevención, coincide en que se necesario preparar especialistas en Puericultura para que las mujeres puedan sostener la lactancia como recomienda la Organización Mundial de la Salud: exclusiva hasta los seis meses y combinada con alimentos sólidos hasta por lo menos los 2 años. “Es muy importante la incorporación al equipo de salud de gente capacitada para aconsejar a las madres. Las enfermeras tienen los conocimientos para hacerlo, aunque no siempre tienen tiempo por todas las actividades que tienen que cumplir. Muchas brindan el servicio de puericultura fuera de su horario”, indica Nieva, enfermera del Consultorio de Seguimiento de Prematuros del Hospital del Niño Jesús de San Miguel de Tucumán.
Hospitales amigables
Hace dos semanas, cuando la Alianza Mundial Pro Lactancia conmemoró la Semana Mundial de la Lactancia Materna, un informe de Unicef Argentina dio cuenta de que apenas 15 de las 95 maternidades que se comprometieron a convertirse en hospitales amigos de la madre y el niño, cumplieron. En ese modelo de atención, que promueve el programa para la infancia de las Naciones Unidas, el equipo de salud trabaja para promover y fortalecer la lactancia materna durante el embarazo, el parto y el puerperio “como un derecho de los niños, las niñas y sus madres“.
Dos de esos hospitales funcionan en Tucumán. Allí hay un consultorio especializado en lactancia con médicos y enfermeras que se ocupan de las mujeres que no pueden amamantar porque no logran que el bebé se prenda al pecho, porque sienten mucho dolor o ignoran cómo colocarse para comodidad de ambos. “Se busca evitar las complicaciones que las lleva a abandonar la lactancia. Las mujeres llegan muy lastimadas a pedir orientación”, explica Nieva.
Lo ideal es llegar al parto informadas. “En general, las mamás se van de alta cada vez más temprano y sin ver a ninguna puericultora, enfermera o médico que las pueda orientar. La llegada a la casa, que ocurre entre las 48 y 72 horas posteriores al parto, coincide con el momento en que empieza a bajar la leche. Si no conocen la técnica y aparecen complicaciones, surge la inseguridad y el temor”, agrega Martín.
La información tiene que ver con cómo sostener al bebe durante el amamantamiento, cada cuánto hay que alimentarlo para que vaya ganando peso, cómo ayudarlo a prenderse al pecho para que no se lastimen los pezones, cómo cambiar de posición para que los conductos mamarios se vacíen parejos y evitar los taponamientos, qué hacer si se siente dureza o demasiada sensibilidad en los pezones, entre otros consejos. Desde la Liga de La Leche Argentina se promueve el inicio de la lactancia a partir de la primera hora de vida del bebé, a libre demanda, sin el uso del chupete y la mamadera hasta que esté bien establecida. Pero solo el 57% de los recién nacidos es amamantado en la primera hora de vida. Desde Unicef Argentina aseguran que afirmaciones como que “la leche no sirve, no es buena, no engorda al bebe o es aguada”, son falsas. Lo cierto es que todas las leches son buenas.