Madrid, 1981
Bajo las sombras de las enormes antenas parabólicas, percibíamos una sierra en calma. A casi cincuenta kilómetros del centro de Madrid, el bullicio de la ciudad quedaba demasiado lejos como para molestarnos. Podíamos ver, sobre el horizonte, el reflejo de sus luces en el firmamento; pero nada de eso nos molestaba. Esa noche, en vez de mirarlo, escuchábamos al cielo.
– La ocasión es propicia – había dicho Manuel unas horas antes. – Esta noche no tenemos ninguna comunicación pautada. La NASA no va a molestarnos hasta la semana próxima.
– Muy bien, empezaré a regular las frecuencias – había respondido Joaquín.
Estábamos en el Centro de Comunicaciones del Espacio Profundo de Madrid, una instalación usada por la NASA para comunicarse con las sondas Pioneer y Voyager, que se encontraban en los confines del sistema solar. Pero así como captaban las señales de los objetos fabricados por el hombre, las antenas también podían percibir otras cosas. La radiación de fondo del Universo, la actividad de algunas estrellas y púlsares; y también, en teoría, los mensajes que pudieran estar mandando seres que vivieran en otros planetas.
– Bien, calíbralas a 1420 MHz.
Rafael bufó, en un gesto desaprobatorio, pero nadie le prestó atención. Todas las antenas fueron reguladas en esa frecuencia, después nos dedicamos a esperar. Unos minutos más tarde, Rafael salió a fumar y yo lo seguí. No sentamos bajo la sombra que una de las antenas proyectaba a la luz de la Luna.
– ¿Por qué Manuel fijó las antenas en esa frecuencia?
– Porque es la frecuencia de la transición fina del hidrógeno. Como el hidrógeno molecular es la materia más abundante del Universo, es casi “transparente” para esa frecuencia. Se supone que cualquier civilización mínimamente avanzada conoce esto y que si quisiera comunicarse con nosotros, lo haría en esa frecuencia.
– Pero tú no estás de acuerdo.
– Creo que es un razonamiento bastante válido, pero que no es el único que debe hacerse. Supongamos que la civilización extraplanetaria más cercana vive bajo una atmósfera más densa que la nuestra. Quizás, una atmósfera ionizada. O que están cerca de una nebulosa espacial. Quizás, para ellos sería más práctico usar otras frecuencias, no por las condiciones del Universo en general sino por las condiciones de su planeta en particular. Está bien que la mayor parte de los escaneos se hagan en las frecuencias cercanas a los 1420 MHz, pero no debería ser las únicas. Igual, no creo que los extraterrestres, si en verdad están ahí, se comuniquen usando señales electromagnéticas.
– ¿Por qué?
– Porque son extremadamente inefectivas. Las señales electromagnéticas interactúan con todo lo que tenga electrones, es decir, con la mayor parte de la materia del Universo. Se requiere muchísima energía para generar una señal que llegue lo suficientemente lejos. Ojo, tiene sus ventajas. Una señal electromagnética no necesita ningún medio para desplazarse, y viaja a la velocidad de la luz. Pero hay otros métodos más efectivos. El problema es que nosotros los podemos intuir, nada más, pero no usar ni escuchar.
– ¿Cómo cuál?
– Como los neutrinos. Son unas partículas subatómicas de las que sabemos muy poco, sólo que intervienen de alguna forma en la desintegración de un protón en un neutrón. Tienen muy poca masa, o ninguna, y no tienen carga. Viajan también a la velocidad de la luz, o casi, y no interactúan con la materia ordinaria. Pueden llegar a cualquier parte del Universo. Para generarlos se necesita más energía que para generar una señal de radio, es verdad, pero una vez que están en el aire, nada los para. Por supuesto, esto los hace también difíciles de detectar, pero al menos en la teoría existen formas de hacerlo.
» Cuando logremos manejar los neutrinos a voluntad podremos, por ejemplo, enviar información de una punta a la otra del planeta a la velocidad de la luz en línea recta. Ahora mismo, nosotros podríamos enviar cuanta información quisiéramos a Japón y sería recibida al instante y sin interferencias. Comparada con la hipotética aplicación de una tecnología de comunicación basada en el uso de haces de neutrinos, las señales de radio se vuelven totalmente obsoletas.
» Despreciamos la posibilidad de conectarnos con una civilización incapaz de comprender que la mejor forma de transmitir datos usando emisiones de radio a través del Universo, es haciéndolo a 1420 MHz. Pero ellos podrían pensar que no vale la pena entrar en contacto con nadie que no haya resuelto la comunicación sobre la base de haces de neutrinos. Quizás hay cientos de mensajes pasando a través nuestro ahora mismo, pero nosotros no podemos escucharlos ni comprenderlos.
» A mí me parece que somos niños, tratando de escuchar conversaciones de gente grande. Y al tratar de hacerlo, lógicamente, no comprendemos nada.
Nemuel Delam
El judío errante