O el tremendo puterío que armó Carlos Balmaceda, “Coqui”, en torno a su continuidad al frente de la secretaria de Cultura de la comuna. Un batibarullo menor que se da por posiciones políticas dentro del gobierno local que luce agotado a un año de su inicio, y que necesita un recambio en distintas areas que ya ni se discute.
Todo inició con el creciente volumen de trabajo que genera Christian Rabe, ex secretario de Cultura en la gestión Arroyo, y director general del área de programación, además de ser empleado de planta. Todo inició con una miríada de espectáculos que se desplegaron en diferentes plazas de la ciudad y en la Torre Tanque, buscando darle vida a una secretaría que no propuso nada en todo el año y cuya excusa para la inamovilidad es la pandemia.
Lo que sucedió el 26 de diciembre es el resultado de la presión y el resentimiento que Balmaceda fue acumulando desde el inicio de su gestión hacia un funcionario al que, ya desde ese momento le dejo en claro que, si por él fuera, no lo tendría en Cultura. Dime qué temes, te diré a dónde llegarás.
La curul kirchnerista Verónica Lagos fue dura al señalar que el presupuesto de Cultura es el peor de la historia. No se privó tampoco de lanzar palos a la anterior gestión, afirmando que se viene de cuatro años de caída del presupuesto. No han sido menores las críticas por el abandono de áreas que, como lo expone la caída de los techos de una de las salas del Centro Cultural Osvaldo Soriano, llegan a situaciones nunca vistas.
En este órdago pandémico quizá todo podría ocultarse bajo la alfombra del coronavirus pero, la puesta en actividad de Rabe, reveló que siempre algo se puede hacer. Esa fue justamente la respuesta que el director y empleado de carrera le dio al coordinador de Gabinete en una charla sin pelos en la lengua por ambas partes. Alejandro Rabinovich se dio cuenta que tenía un activo que no podían seguir desperdiciando.
Carlos Balmaceda no fue consultado sobre la activación operativa de Rabe. Fue notificado, y ahí comenzaron los fantasmas. La situación explotó el día del lanzamiento, el pasado 15 de enero, del denominado “Día de la salsa”, creado en homenaje a la salsera Jésica Parra, fallecida en un siniestro vial en nuestra ciudad en 2014.
Como dirían en los relatos de niños, ahí vino lo bueno. La conferencia para anunciar el evento fue convocada desde el área de prensa de la comuna, y en paralelo por cultura. Habló Gustavo Parra, papá de Jésica, y la información que circuló omitía, tanto en texto como imagen, a Balmaceda, sólo hacía mención de que “se conto con la presencia del secretario de Cultura”.
Todo lo que se publicó en La Tecla —que refritó La Capital— y en el Marplatense nada tiene que ver con lo que ocurrió luego. Nada de lo relatado tuvo lugar en la Plaza del Agua. Los hechos se produjeron en la privada del intendente, ante una azorada Liliana Piccolo que no hallaba palabras para calmar a Balmaceda quien, fuera de sí, profería insultos a Rabe al tiempo que lo “topeteaba”.
El motivo del bardo en tono menor es la idea de Coqui de que Rabe conspira en su contra, y que lo publicado en la gacetilla, sin citar su nombre y sin su imagen, es para “limarlo”. Los improperios a la persona de Rabinovich son capítulo aparte. Rabe intentaba que razone el secretario señalando que él no está para nada en su contra y que, lo que hace, lo hace por pedido de Rabinovich. La respuesta fue de barriobajera impronta: “¿Quién es ese ruso de mierda para dar órdenes?”.
Christian Rabe no va ser secretario de cultura en la gestión de Guillermo Montenegro. Eso sí, esa silla tiene Rey.